24. APOYO Y PROMESAS

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Sonrío como siempre, no lo puedo evitar cuando me hace tan feliz.

—Agh, por favor consíganse una habitación —sugiere alguien más causando que mi rostro se encienda. Reconozco que es la voz de Fidel.

Escondo mi vergüenza en el pecho de mi novio y luego unas risas estallan a mi alrededor.

—Cállate, Fidel —me defiende Kea.

—¿A ti quién te habló? Hablo con el perro, no con sus pulgas, así que no te metas —contesta dejándome boquiabierta.

Si antes pensaba que Fidel no odiaba a Kea ahora lo dudo. El tono cargado de veneno que utiliza para hablar a mi amiga me cuenta de lo mal que se llevan. Despego mi frente del pecho de Asier y miro a Fidel con el propósito de pedirle que se calme, pero entonces se da la vuelta enojado y se aleja de nosotros tres.

—Te lo dije —murmura Kea encogiéndose de hombros, entonces imita a Fidel y se va al interior del edificio.

El receso ha terminado y la gente comienza a entrar, pero yo me quedo ahí preocupada abrazando a Asier.

—Eso fue raro —murmura contra mi cabello, a lo que yo asiento.

—Bastante.

—¿Qué crees que les pase? —inquiere.

Lo miro incrédula de que su amigo no la haya contado nada.

—¿No lo sabes? —pregunto. Él sacude la cabeza y yo suspiro—. Kea volvió con su ex.

—Oh...

—Sip.

—Bueno... ¿Crees que necesiten nuestra ayuda? Tal vez deberíamos darles un empujoncito —sugiere haciéndome sonreír.

—Opino lo mismo.

***

Cuando suena la campana que da fin a la última clase, salgo del salón junto con mi amiga y me encuentro a Alex esperándola recargado en el pasillo con una sonrisa pintada en el rostro.

—Hola, amor —la saluda acercándose a besarla.

Yo me quedo ahí viendo a mi amiga fingir una sonrisa. Puedo notar que no se siente cómoda a su lado, pero no tengo ni la menor idea de por qué está con él entonces.

—Hola.

Su voz suena tan débil que quiero golpearlo por hacerla sentir así.

Antes creía que Diego era la persona que sacaba mi lado asesino. Hoy veo que me he equivocado. Viendo a la sonrisa de suficiencia en el rostro de ese tipo, puedo decir con facilidad cien formas de lastimarlo gravemente «por accidente».

—Uh, ¿Kea? —la llamo sin despegar la vista de Alex—. Creo que tu hermano ha llegado por nosotras.

Puedo escuchar el alivio en el suspiro que exhala y entrecierro mis ojos en advertencia cuando él me lanza una mirada dura. Sé que no intimido a nadie, por el contrario, a la mayoría de las personas les causo ternura, pero de igual manera es no me hace menos peligrosa.

Soy 20% ternura, 80% maldad.

Cuando Kea se despide de su novio, entrelaza su brazo con el mío y nos saca de ese lugar.

—Kea...

—No digas nada —me pide—. Prometo que voy a estar bien.

No estoy segura de que eso sea verdad, sin embargo lo dejo pasar.

—Igual ya sabes que estoy aquí para ti. Siempre.

Ella sonríe con tristeza y yo la tiro en un abrazo.

—Creo que me volvería loca sin ti.

—Ya lo estás, amiga, pero así te quiero.

Kea ríe y empuja mi hombro en juego, cuando Diego llega y toca la bocina. Subimos a la camioneta y encendemos la radio antes de que Diego diga algo. Luego recuerdo lo que Asier me contó la noche anterior y me estiro en mi asiento para bajar el volumen.

—Escúchame muy bien, idiota. Más te vale que no te metas con mi novio o ahora sí me vas a conocer enojada. ¿Entiendes? No es un juego.

Veo su reflejo por el espejo retrovisor y luego advierto cómo esboza una sonrisa.

—Te ves preciosa cuando te enojas. Lo tomaré como una promesa.

Entonces ríe y vuelve a subir la música que llena el espacio, ocasionando así que mis puños se aprieten a mis costados.

Miro hacia Kea pero ella tiene la mirada perdida por la ventana, así que me dejo caer de nuevo en el asiento y cierro los ojos tratando de concentrarme en algo que no sea el día de hoy.

Estoy segura que entre él y Alex van a terminar causándome una úlcera.


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Amor de libro [ADL #1] -PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora