𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚𝐬

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El amanecer llegó rápidamente. No tuve más remedio que contarle todo lo que había pasado durante los últimos días a Asra, quien se limitó a escuchar en silencio sopesando sus opciones.

La manera en la que tensó su mandíbula me indicó que aquello era tan doloroso para mí como para él, sin embargo antes de despedirse prometió solucionar todo.

Realmente quería creer en su palabra, pero todo lo que estaba por suceder me sobrepasaba, mi cuerpo estaba tan tenso que parecía que tan solo esperaba el momento en el que aquella bomba de tiempo explotara.

Regresé tarde a la habitación que tenía que compartir con Narumi y Meena. Dado que el palacio de Courtest no era ni por asomo tan grande como el de Nadhera, las habitaciones eran limitadas, y tomando en cuenta a los invitados a la celebración de Luminara, los cuartos escaseaban.

Narumi y Meena me despertaron apresurándome por la mañana, sería un día agitado, teníamos tantas tareas y tan poco tiempo que me preguntaba cómo lograríamos alistarnos para la celebración a tiempo.

Cientos de soleias fueron llevadas al palacio dispuestas a los pies de la corte, cargadas un montón de doncellas y sirvientes, esperando cada ramo ser trenzado para así decorar el salón. Narumi brilló por su liderazgo al momento de asignar tareas y tiempos, volviendo todo más eficiente.

El salón del baile sería adornado por tantas soleias que el dorado brillo de las flores resplandecería por todo el lugar. Mi tarea durante las primeras horas del día fue trenzar flores entre sí mientras que Dilaila y Daphne las acomodaban de manera en que cayeran como una delicada cascada por una de las paredes del salón. Toda la corte estaba ocupada yendo de aquí para allá, acompañada de sus doncellas. Kora como siempre me hacía compañía ayudándome a seleccionar las flores de los enormes ramos que se esparcían por todo el lugar.

Meena sin entender muy bien su tarea, se unió a nosotras en silencio, mientras intentaba imitar los hábiles movimientos de mis dedos al trenzar las delicadas flores.

Me ofrecí a ayudarle, mas esta se negó. Seguía algo molesta y resentida por mi paseo con Altair, así que mientras ambas estábamos absortas en nuestro trabajo, intenté hacerle saber que podría haber una solución. Aunque la solución estaba ya en manos de Asra y sus planes, que no eran del todo claros para mí.

Meena no pareció verse afectada por mis palabras. Resopló incrédula ante mi promesa mientras se negaba a levantar la mirada en mi dirección. Aquella actitud de la morena llegaba a desesperarme, pero no podía hacer nada, yo misma sabía que probablemente mi reacción sería similar si estuviera en su lugar.

El ambiente entre las cortesanas era más bien tenso y extraño después del enfrentamiento que había tenido con la morena. Podía sentir cómo toda la corte me observaba temerosa, como si fuera a atacarles en cualquier momento. La quemadura en mi brazo izquierdo aún ardía bajo los vendajes y el eterno murmullo que me seguía por el lugar gracias a las secretas conversaciones de mis compañeras no me hacían sentir más bienvenida. Narumi era mi único rincón seguro durante el día.

—Es hora de descansar —canturreó Narumi acercándose cuando el sol brillaba ya a medio día.

Habíamos adelantado buena parte del trabajo, por lo que podíamos darnos el lujo de tomar un respiro.

Un par de doncellas introdujeron al salón una mesa llena de regalos mientras intentaba relajar mis manos acalambradas gracias a trenzar sin parar. Las puntas de mis dedos resplandecían teñidas completamente de verde, gracias al pigmento de los tallos y hojas que había manipulado. Y por más que frotaba, el color no desaparecía.

Una de las doncellas nos indicó que aquellos regalos eran para nosotras de parte del príncipe Asra, como agradecimiento a todo nuestro esfuerzo durante el viaje. Sin embargo en la mesa había tan solo ocho cajas apiladas una sobre otra, envueltas en un delicado papel blanco brillante. Me extrañó la falta de una novena caja pues toda la corte estaba conformada por nueve ladies. ¿Sería que alguna de nosotras había causado disgusto en el príncipe como para ignorarle de tal manera? ¿O es que se olvidó del número de cortesanas con las que el palacio contaba?

Una Corte de Cristal #PGP2023Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora