𝐈𝐭𝐢𝐧𝐞𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨

89 12 44
                                    

La princesa Navani nos permitió pasar a tomar nuestras armas una a una, siendo Meena, la más poderosa según el brillo de la gema, la primera en pasar.

La morena con sus exuberantes rizos temblaba al momento de pasar frente a los arcos, cuchillos espadas y demás artefactos que se postraban a su disposición. Seguramente sabía manejar más de la mitad aquellos objetos, lo que causaba su nerviosismo era el silencio de la princesa en cuanto al brillo de su gema. ¿Sospecharía al igual que yo que Meena era una bendecida? O por el contrario podría pensar que, en realidad, ella solo era una encantadora muy poderosa. De cualquier manera los acontecimientos de aquella mañana ponía los ojos de todo el palacio, la familia real y concejales sobre la perangní.

Después de pensarlo por unos segundos, Meena tomó con agilidad una espada, balanceándola sobre su mano derecha intentando acomodarse a ella.

No dijo una sola palabra, tan solo la tomó y volvió con sus compañeras. El lugar parecía congelado en el tiempo, un segundo podía durar una eternidad mientras cierta preocupación subía desde mi estómago hasta la garganta, había podido engañar a la princesa una vez ¿Cómo podría arreglármelas para seguir engañándole durante el entrenamiento? Mi dominio sobre mis poderes era muy limitado, en un entorno tranquilo; en donde pudiera mantener mi cabeza fría y emociones reducidas al mínimo, podía llegar a lograr encantamientos complicados o incluso, mantener mi dominio de éter a raya. Sin embargo, cuando el terror, o alguna emoción fuerte me sobrepasaba, podía tener explosiones de poder descontrolado, era una bomba de tiempo esperando por el momento indicado para explotar...

Las cortesanas eligieron el arma que las protegería y les ayudaría a canalizar su poder. Muchas dudaban de su elección, otras intentaban intercambiar unas con otras. Mas lo inevitable tenía que pasar y, al llegar mi turno siendo yo la última de todas, no sabía bien qué elegir. ¿Cómo podría saber cuál de todos aquellos artefactos me ayudaría mejor? ¿Cuál sería el indicado para canalizar un flujo de energía que luchaba por ser mermado?

Pasé los dedos por un hacha sintiéndole ajena a mi naturaleza, aquello era algo mucho más agresivo de lo que podría controlar. Mis manos se deslizaron a través de la mesa llegando hacia una hoz, cierto brillo su hoja me hipnotizó a tal punto en el que, seguramente, tardé varios segundos con la mirada pegada a ella, como un cazador observando a su presa.

Aquel artefacto me recordaba en sobre manera a la muerte, se me enchinó la piel al momento de pensar en que, seguramente, sería un canalizador adecuado para mí, pues había cierto impulso que me obligaba a tomarle.

Agité mi cabeza intentando aclarar mis pensamientos para ayudarme a retroceder y alejarme de aquel objeto, no quería tener nada que ver con la muerte, me negaba a ello, ya tenía suficiente con la doncella y el lobo siguiéndome todo el día.

"Acepta esta daga como tu primer canalizador". Las palabras de Bóreas en su última carta aparecieron en mi cabeza como un rayo de luz en medio de una oscura tormenta.

Aún guardaba celosamente sus regalos en mi habitación, ni siquiera me había atrevido a utilizar la daga por mí misma, no sabía cómo utilizarla, mas si debía elegir algo en lo cual confiaría mi vida, no elegiría la muerte, elegiría a Bóreas.

Por primera vez, en aquel caótico palacio, pude tener un momento lo suficientemente tranquilo para pensar en él; en mi padre. No pude evitar que cierto dejo de culpa se reflejara en mi rostro. Sentía culpa por haberle dejado solo, le había abandonado pensando en que con eso le salvaría de las amenazas de Akai, pero justo ahí, con las cortesanas esperando a que tomara una decisión y la princesa Navani observándome como halcón, fue la primera vez en la que pude darme cuenta en que quizá, había otra manera, quizá pude luchar más o quizá debí intentar negociar con Akai.

Una Corte de Cristal #PGP2023Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon