𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐑𝐨𝐭𝐨𝐬 𝐲 𝐌𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐏𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚𝐬

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La delicada pluma blanca deslizaba ágilmente entre mis dedos con una agilidad como si aquello fuera magia.

Intentaba concentrarme, encontrar algo que escribir. Aquel día era día de correspondencia, por lo que podríamos escribir cartas a nuestros seres queridos, mas no encontraba las palabras para describir a Bóreas todo lo que había sucedido en tan corto tiempo.

La tinta frente a mí, permanecía intacta a diferencia de la de mis compañeras, quienes enseguida habían empezado a llenar sus pergaminos ansiosas por saber de sus familias.

Estaba perdida, los eventos del día anterior aún me abrumaban, más aún pensando que no podría controlar los encantos contando con el lobo como mi guía. ¿Qué clase de Lunae contaría con la misma muerte como espíritu? Se suponía que debía sanar, preservar, no destruir.


Querido padre


Fue lo único que logré escribir al deslizar la entintada pluma sobre el papel.

¿Qué diría Bóreas si se enterara de lo enredada que me tiene la muerte entre sus manos? ¿Cómo se sentiría al saber que dentro de la corte estoy obligada a luchar por supervivencia propia? Que estoy en más peligro que a su lado.

El pesar en mi pecho se hacía cada vez más presente a medida que mis pensamientos avanzaban, no había una sola palabra que pudiera escribirle sin preocuparle. Me había ya expuesto en el segundo día como una bendecida ante Asra, me colaba por las noches al jardín para verme con uno de los príncipes y el espíritu guía de mis encantos era Kanei; la muerte violenta. Nada de eso sonaba bien, nada de eso era algo que pudiera hablar, nada de eso me quitaba la culpa de haberle dejado en Courtest, la capital de Daus.


Pronto estaré en casa, visitaremos Courtest pues la familia real e invitados perangníes están interesados en Daus. Llegaré en pocos días, estoy ansiosa por volver a verte

Con amor, Levana.


Aquello fue lo único que logré escribir antes de ser interrumpida por Madame Fontaine. Al verle entrar inmediatamente todas nos pusimos de pie, dejando de lado nuestras cartas y plumas. Había miradas decepcionadas a mi alrededor, parecía que muchas se habían quedado sin poder escribir todo lo que deseaban. Madame Fontaine notó esto enseguida y después de su habitual saludo aclaró:

—Arriba esos ánimos mis niñas —apresuró dando dos palmaditas para despabilarnos—. Las cartas salen hasta mañana por la mañana, tendrán toda la noche para seguir escribiendo.

Un suspiro de alivio se escuchó al unísono por la mayoría de cortesanas. Madame Fontaine nos lanzó una mortal mirada por tal comportamiento.

—Debo recordarles mantener la compostura, señoritas —reprendió—. Esta tarde he planeado una clase especial.

Las miradas curiosas no tardaron en ser captadas por las palabras de la institutriz, quien se mantenía regia como de costumbre con su cabello atado en un moño alto y postura erguida como una tabla.

—En nuestra última celebración tuve la desgracia de presenciar cómo algunas tropezaban torpemente contra su alteza al momento de bailar —la mirada de la institutriz estaba posada en mí a manera de sentencia.

No pude evitar encogerme de vergüenza en mi lugar, fue Narumi quien tomó mi mano, apretándola con fuerza intentando aliviar aquella mención que todas habían notado.

Una Corte de Cristal #PGP2023Where stories live. Discover now