𝐈𝐧𝐞𝐯𝐢𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨

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Los encantos utilizados en batalla eran muy diferentes a los aprendidos normalmente por los eruditos, algo que Asra sabía a la perfección.

Navani se había encargado de dejar las habilidades mágicas de las cortesanas en manos del más joven de los príncipes, sin embargo, había cierto recelo de la princesa hacia su hermano.

Durante toda su vida Navani tuvo que luchar contra aquellos que nacieron con ventajas inimaginables sobre ella, siendo el dominio del éter uno de estos y, a pesar del infinito amor que profesaba por su familia, había cierto recelo albergado en su corazón con aquellos que demostraban un talento mágico natural, sin esfuerzo a comparación de los demás, que se esforzaban toda su vida para lograr algo similar.

Quizá aquello era por lo que intentaba presionarme tanto, veía en mí un reflejo de ella misma. Creía que al igual que en su pasado, me vería opacada por mis compañeras que poseían más talento y dominio de su magia. ¿Qué pasaría si se enterara de la verdad? ¿Me odiaría aún más por ocultar las ventajas que la vida me había otorgado? ¿Comprendería en verdad el peligro en el que estaría mi vida si anunciara abiertamente ser una bendecida?

La figura de Navani imponía respeto en cuanto entraba en una habitación, así como podría parecer tan delicada como una flor de primavera, era una dualidad en la que podía ir y venir con facilidad; La perfecta dama en la corte, un imparable soldado en batalla.

Por otro lado Asra se mantenía a la sombra de sus dos hermanos, oculto por Navani y eclipsado por Altair. Su existencia siempre fue un misterio para el reino, no contaba con presencia política, no hablaba, no opinaba, le habían relegado a permanecer en el palacio con la excusa de protegerle, mas una pregunta quedaba reminiscente en mi mente ¿Lo que protegían era al príncipe, al potencial inventor o a su innegable talento mágico con la esperanza de utilizarlo como último recurso?

Aquella era una duda que todo hábil encantador se hacía, la vida en Fitore aunque parecía pacífica era movida por la guerra y el miedo de ser invadidos por Perang, pero ¿Sería justo proteger a unos, sacrificando a otros? Los bendecidos sabíamos ya la respuesta.

La magia que Asra se había encargado de enseñarnos era por mucho, más peligrosa de lo que había imaginado, revelada solo a soldados de élite.

Un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta de lo que estaba detrás de todo lo que había presenciado durante mi estancia en Nadhera.

El entrenamiento, el dominio del éter guardado en secreto solo para guerreros... Fitore se preparaba a pasos agigantados para una guerra. Lo único que quedaba en el aire era ¿Qué papel jugaría la corte de cristal en todo esto? ¿Para qué estabamos entrenando realmente?

El sistema de magia que Asra planteaba para cada guerrero por fuera parecía simple, sin embargo, intentar escalar en cada nivel aumentaba la dificultad con creces.

En un principio se cuenta con cuatro clases: Bellator, Ressi, Nox y Lunae.

Los Bellator eran guerreros, considerados los más fuertes y poderosos de las cuatro clases, soldados excepcionales que se enfocaban en vencer la mayor cantidad de enemigos posibles en un instante.

Ressi era la categoría de la resistencia, aquellos que recibían la mayor parte de los golpes sin sufrir un rasguño, se enfocaban en proteger a los Bellator y abrirles el paso para facilitar su batalla, lo que les convertía en un dúo excelente.

Se les llamaba Nox a los asesinos, aquellos expertos en el arte del sigilo, débiles al recibir daño, mas un solo golpe de su parte era letal.

Estos últimos solían estar acompañados por la categoría menos valorada de todas, los Lunae; encargados de cuidar a su equipo, sanar sus heridas, retrasar al enemigo de ser necesario, los guerreros que debían trabajar más que cualquiera de los anteriores pero sin la oportunidad de llevarse la gloria con ellos. Pocos eran aquellos con afinidad a convertirse en Lunaes por lo que se había convertido en una categoría casi olvidada por todos.

Una Corte de Cristal #PGP2023Where stories live. Discover now