𝐏𝐫𝐞𝐬𝐚𝐠𝐢𝐨

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—¡Asra me vendría bien una mano! —siguió llamando la princesa Navani a su hermano

Del otro lado del campo se podía vislumbrar su figura intentando cargar con ella una pila de armaduras junto con un maniquí.

Aquellos objetos llegaban a obstaculizar su vista, mientras intentaba avanzar a trompicones seguía llamando al príncipe en busca de su ayuda.

Corrí hacia ella antes de que aquel montón se derrumbara causando un desastre, Asra me siguió el paso aligerando la carga de Navani.

—Oh, Lady Levana, ha llegado ya, disculpe mi evidente retraso —se excusó con cortesía—. Lady Yue realmente causó un desastre con todo el fuego y sus espadas dobles...

Los movimientos de Navani describían la escena inconscientemente, y por la trayectoria de sus manos pude aludir su referencia a una explosión, suceso confirmado por la ceniza que aún permanecía intacta en su negro cabello trenzado. Debió ser algo grande para estropear una armadura entera.

—Por las estrellas espero no ver más inspiración mitológica por el día de hoy —se quejó mientras nos acercábamos al centro del campo—. Ah... Ciertamente, como mencioné antes, el príncipe Asra nos acompañará para ayudarle a utilizar su magia, espero no le moleste.

Asra asintió sin poder mirarme a los ojos mientras yo por mi parte, seguía bastante ruborizada y algo perdida dentro lo que estuvo a punto de suceder entre nosotros. Navani dejó los objetos que aún cargaba entre sus brazos para verme de frente. Una mueca de angustia se hizo presente en cuanto me observó con claridad.

—¿Se encuentra bien? —preguntó colocando una de sus manos en mi frente—. Ahora que lo veo, su rostro parece bastante enrojecido ¿Tendrá fiebre?

—Estoy seguro de que Lady Levana solo está algo agitada por cargar las piezas de la armadura, Navi —se apresuró a decir Asra claramente nervioso.

—A-así es... Además mi doncella me hizo correr todo el camino hasta aquí —pronuncié intentando parecer lo más fatigada posible.

Un dejo de duda se reflejó en Navani quien no se molestó en darle más vueltas al asunto.

—Kora se toma muy en serio mis órdenes, me aseguraré de que la joven tome un descanso antes de que se desvanezca a causa de tanto esfuerzo —reflexionó la princesa—. Mientras tanto, Lady Levana, bienvenida a su primer entrenamiento.

Navani no tardó en ensamblar la reluciente armadura sobre el maniquí, para proseguir con la lección.

Me instruyó en cómo utilizar mi daga, los puntos en los que debía enfocarme, cómo mantener mi postura y utilizar la fuerza del enemigo a mi favor, puesto que, era yo bastante menuda y débil para luchar contra alguien dos o tres veces mi tamaño.

Delicadamente, la princesa me colocó frente al maniquí guiando con sus manos mis extremidades para adoptar una primera posición de ataque. Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo endureciendo su semblante, ya no estaba frente a la cálida y dulce Navani que era en el palacio, ahora estaba frente a una guerrera.

—Al verte creerán que estás jugando, tu desventaja es tu tamaño y lo querrán aprovechar —concluyó después de analizarme por varios segundos mientras seguía inmóvil esperando sus indicaciones—. Lo principal es conocer tus recursos, debes mantenerte atenta, monitorear tu entorno... Presta atención.

Estas últimas palabras las remarcó haciéndome girar la cabeza, ya que, al ella estar tan al pendiente de mi postura, me había tomado la libertad de dedicar un pequeño atisbo hacia Asra, quien había quedado relegado en segundo plano observando en silencio.

Una Corte de Cristal #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora