Capítulo 5 - Celebración sin compromiso

Start from the beginning
                                    

Agarro el brazo de Johanna y nos juntamos con el grupo. Al parecer, han decidido que, el mejor lugar para sentarnos, es en el centro del campo de entrenamiento. Por supuesto.

En pocos minutos hacen de ese su lugar. Con botellas, bolsas de comida, y un par de altavoces que conectan y dejan tirados alrededor mientras discuten por quién elige la música.

Poco después el grupo se divide en grupos más pequeños. Algunos pasan entre los grupos según con quién les apetezca hablar en ese momento o la música que les guste más, otros, como Johanna y yo, nos quedamos con personas a las que conocemos. En nuestro caso con una chica de nuestro instituto y dos chicos del equipo rival bastante sociables.

La combinación es extraña, sobre todo cuando miro alrededor buscando a una persona en concreto pero termino dando con esa mezcla de "rivales" con amigos. Es curioso, sobre todo porque dudo que nuestro equipo deje unirse a su celebración a cualquiera del instituto rival.

Ya ha pasado antes.

¿Cómo pueden estar ellos hablando de forma tan animada con nosotras ahora mismo? Porque, cuando vuelvo a la conversación con los dos chicos del equipo, todo lo que nos dan son historias divertidas y sonrisas.

No lo entiendo.

Tampoco pretendo preguntar.

Pasa más de una hora hasta que el ambiente se caldea. El alcohol ha empezado a hacer mella, la música se ha empezado a mezclar en distintos grupos y las conversaciones pueden escucharse desde gran distancia. Es entonces cuando, uno de los jugadores, se pone en pie y busca atención de la forma más ruidosa que consigue.

El número 12.

—¡Vale! ¡Escuchadme! —grita a todo pulmón—. ¡Hemos tenido una idea!

—Igor, no empieces.

Una chica castaña tira de él para que se siente. No sé qué clase de ideas suele tener, pero hay una queja colectiva. Igor no se da por vencido, se deshace del agarre y sigue a lo suyo.

—Es un juego —dice.

Un par de chicas le mandan callar de nuevo, igual que algunos de sus compañeros de equipo. Los "No empieces" se mezclan con los "Igor, cállate".

—Si es un juego de beber, te apoyo —acepta uno de sus compañeros.

La primera chica que había hablado se pone en pie.

—Nunca es un juego divertido de beber. Es Igor —dice.

—Vamos, Camilla, ¿tan malo fue tener que besarme una vez que ahora montas un numerito cada vez que propongo algo? —pregunta él con humor—. Si no recuerdo mal fuiste la primera en apoyar jugar a la botella la última vez.

—La última —le recuerda poniéndose el abrigo—, ahora tengo novio así que estos juegos están fuera de mi... —Un par de jugadores se ponen a vitorear y silbar. Pronto me doy cuenta de que no es por ella sino por el jugador número 11, a quien vacilan al oírlo. Probablemente el novio de ella—. ¿Qué tenéis? ¿Cinco años?

—Vale, dos están fuera.

—¿Olvidas que la mitad de aquí tienen pareja? —sigue ella—. Eso sin contar con que la otra mitad simplemente no va a querer. ¿Por qué no organizas un juego de beber de preguntas o algo así?

Camilla estira la mano hacia una de sus amigas para que también se ponga en pie. Al verlo, el número 11 se acerca a ellas y sus amigos vuelven a empezar con los comentarios y silbidos al ver que ha ido a ayudarles a recoger.

—Está bien, entonces tengo algo mejor —dice Igor.

—Dios nos salve —murmura alguien detrás de mí.

Las mentiras que nos atanWhere stories live. Discover now