Capítulo 3 - Temas del corazón

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3 | Temas del corazón

Daphne Barlow

Me encuentro con Makeyla al salir de clases. Ella está apoyada contra la puerta principal, refugiándose de la lluvia como puede mientras teclea en su móvil con el ceño fruncido. Me acerco a ella antes de irme.

—¿Todo bien? —pregunto.

Makeyla está encogida bajo su abrigo. El tiempo ha empeorado notoriamente mientras estábamos en clases y, ahora, lo que a la mañana ha sido una fría brisa se ha convertido en una helada tarde lluviosa.

—Sí, es solo... —Bloquea el móvil y lo mete en su bolsillo—. Mi madre tiene que quedarse en el trabajo un rato más y estoy mirando cómo volver en autobús. Hace años que no tengo que tomarlo así que estoy algo perdida.

—¿Vives lejos?

—Cerca del centro comercial, hay un autobús que me deja casi en la puerta, pero... —Un relámpago rompe nuestra conversación e incluso los alumnos que tenemos cerca se sobresaltan al verlo. Sí, hace un día horrible—. Está a un par de manzanas de aquí y no he traído paraguas. Estoy esperando a que llueva un poco menos.

Miro hacia arriba. No hay ni rastro del sol o del cielo, solo nubes. Nubes de un gris tan oscuro que van a hacer todo menos darnos un respiro.

Abro la conversación con mi hermano para ver la foto que me ha mandado y poder situarle. Los días que hace mal tiempo suele venir a buscarme y sé que no dirá que no a ayudar a alguien a llegar a casa con el tiempo que hace hoy.

—Mi hermano está aparcado cerca, podemos llevarte.

—No hace falta.

—Hace un día horrible y no tienes ni paraguas. —Además, está temblando, ¿cree que no lo estoy notando? No voy a dejarla aquí—. No voy a aceptar un 'no' por respuesta así que prepárate para correr hasta el coche porque yo tampoco he traído paraguas.

—¿Estás segura de que no le importará llevarme?

—No te preocupes, tú corre.

Me da una sonrisa y, cuando empiezo a bajar las escaleras, ella hace lo mismo. Echa a correr detrás de mí, rompiendo a reír al notar que no importa lo rápido que vayamos porque vamos a terminar empapadas igualmente. Al llegar al coche, Makeyla espera a que yo suba para meterse en los asientos de atrás.

El contraste es inmediato. El calor de la calefacción y esa suave canción que mi hermano tiene puesta y de la que baja el volumen en cuanto nos ve entrar.

—¿Vas a decirme por qué ahora hay dos como tú?—pregunta.

—Ella es Mackeyla, vive cerca del centro comercial y tiene que ir andando. Con cómo está el tiempo he pensado que no te importaría llevarla. Está de paso de todas formas.

Dereck acomoda el espejo central para darle una mirada y suelta un "Oh" que puede significar cualquier cosa. Conociéndole no sé qué esperar, tampoco Mackeyla por lo incómoda que se ve, pero sí sé que nada podía prepararme para su:

—Eres la primera persona pelirroja a la que conozco.

—Yo... —Mackeyla me mira a mí en busca de ayuda. ¿Qué se supone que respondes a eso? No parece saberlo porque fuerza una sonrisa—. Soy Mackeyla, una amiga de Daphne.

—Mackeyla —repite Dereck—. No suena escocés.

—¿Por qué su nombre tendría que ser escocés? —pregunto antes de entender el rumbo de pensamientos de mi hermano y cerrar los ojos avergonzada—. Sabes que no todas las personas pelirrojas son de Escocia, ¿no?

Las mentiras que nos atanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora