- Español, inglés, italiano, portugués, francés, alemán, chino, japones, mandarín, entiendo un poco el ruso pero no es que lo hablo muy bien, algo griego y un poco de árabe también.

- pasaste de los 8, además, ¿Para que hablas chino o japonés?

- Trabajo de azafata y en cada vuelo tengo que hablar diferentes tipos de idiomas. - explico. - Y yo gano muy bien por algo, aunque ya el hijo de mi jefe confesó que mi sueldo se vendría abajo.

- ¿Y que vas hacer?

- Nada.

- Yo te tengo la solución. - sonrío. - Pero no diré nada, entiendo tu pensamiento y yo estaría igual.

- Que comprensivo.

- Cuando me conozcas verás la diferencia de como soy contigo y los demás. Estamos llegando - dice y levanto la mirada viendo el lugar lleno de luces.

Entramos en una carrera con piedras y veo  por ambos lados agua que choca contra las piedras, bajo el vidrio escuchando el agua y el sonido de las piedras bajo las ruedas.

- ¿Esto que es?

- Compre este lugar hace años pero nunca me había interesado en venir.

- Se ve lindo.

- Si, lo es.

Unas rejas negras con unas iniciales que rápidamente deduzco que son las de el en dorado, las abren cuando el carro se acerca y no se detiene a que le pidan identificación, todo el ambiente es rustico pero moderno.

Antonio se estaciona y aprieta mi pierna antes de bajarse, agarro mi bolso y el ya me está abriendo la puerta.

- Gracias. - Tomo su mano y el deja un beso en mi dorso haciendo que sonría ante lo extraño del acto.

- ¿Que?

- Primera vez que me besan allí, es extraño solamente, me siento como una dama.

- ¿Y antes que eras? - no digo nada y me acerca. - ¿Y si mejor nos vamos?

- Yo te dije, nos hubiéramos comido una hamburguesa por allí mismo y ya estuviéramos en un hotel.- Sonríe y de forma inconsciente le arreglo el cuello. - Disculpa. - Lo miro a la cara y arruga el entrecejo.

- Tu a mi tócame lo que quieras. - Me río y dejo mi mano en su pecho. - Acércate más.

Lo hago y suelta mi mano para pasar un brazo por mi espalda para pegarme literalmente a su cuerpo, paso mi otra mano por su brazo y recuerdo lo bueno que se ven sin toda esta ropa.

- Si quiero irme - Susurra.- pero tú te mereces estas idioteces y no que te tengan en un cuarto de hotel.

- Pero tampoco hay que hacer algo que no quieras. - Sonríe y deja un beso en mis labios con rapidez.

- Vamos adentro. - Me voltea y camino delante de el.

Su mano se queda en la parte baja de mi espalda, se queda atrás de mi y siento su mirada en mi trasero sin disimulo alguno.

Subo por las tres escaleras alfombradas de color rojo que llega hasta donde está le recepción donde nos dan vino que Antonio solo me da a mí.

Miro el lugar y está todo tan elegante.

El lugar es muy abierto y gracias a las ventanas que hacen el papel de paredes más.

Las mesas están perfectamente ubicadas y son pocas las que hay para dos dándome a entender que es restaurante más familiar.

Toda la estructura de madera y el piso no es la excepción. Las mesas son redondas y su centro de mesa son velas. Mi mirada va a las luces vintage que hacen el lugar bien cálido.

Unstable. [saga Bernocchi > Libro 1]Where stories live. Discover now