Capítulo 6: Cuando la inteligencia falla, el diablo la sustituye.

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—Ten cuidado, Boruto. No te separes de mí —ordenó Nanko mientras ambos caminaban por el palacio que, a primera vista, parecía vacío.

—No te preocupes por mí, soy fuerte —comentó él. Pero la chica no sabía a qué enemigo podrían enfrentarse, así que no podía confiar siquiera en la fuerza de su compañero—. Es un castillo increíblemente grande, podríamos pasar dos días recorriéndolo y no encontraríamos a Toneri...

—Acabará apareciendo eventualmente, no te preocupes.

Los dos chicos pasaron por un amplio salón de baile, que daba por un lado a la cocina y por otro a unas enormes escaleras con palco. Ambos subieron por las escaleras y se adentraron en una especie de sala. No había rastro del Otsutsuki, parecía como si hubiese desaparecido. Quizás había muerto o podría haberse ido de allí, no lo sabían.

—Si Toneri no está aquí, mi plan no servirá para nada —susurró la Uchiha, activando su Sharingan—. He sido demasiado ingenua pensando que él seguiría aquí. Lo siento, puede que solamente nos haya hecho perder el tiempo.

—No te preocupes, Nanko, yo le encontraré —dijo el Uzumaki.

—¿Cómo? No tienes el Byakugan, y mi Rinnegan y Sharingan no son capaces de hacer eso.

—Con mi Jogan puedo ver el sistema de circulación de chakra, si pudiera activarlo... —murmuró él—. ¿Cómo activas tú tu Sharingan?

—Simplemente lo hago cuando quiero hacerlo, para mí es tan natural como mover un brazo... Supongo que si concentras chakra en tus ojos, podrás conseguirlo, como el Byakugan. Si su activación es como la del Sharingan, necesitarás una emoción fuerte. Siento no poder darte más información.

—No te preocupes, lo intentaré con todas mis fuerzas —dijo Boruto, la chica asintió y esperó a que activara su poder ocular—. ¡Jogan! —Pero no pasó nada. —Venga ya... ¡Jogan! —Nada de nuevo.

—La Princesa del Sharingan y el hijo de la Princesa del Byakugan, qué extraña combinación. Os he estado vigilando desde aquí, al fin y al cabo, sois los chicos de la profecía —murmuró un hombre, apareciendo de la habitación contigua. Los dos chicos le miraron, era pálido, su cabello era blanco y sus ojos estaban permanentemente cerrados.

—¿Es usted Toneri? —preguntó Nanko, sin acercarse a él y puso a Boruto detrás de ella por si el Otsutsuki quería atacarles.

—Así es, Nayru, ¿o prefieres que te llame Nanko? —habló el hombre.

—Nanko estará bien —respondió la Uchiha—. Necesitamos su ayuda, si es verdad que nos ha estado vigilando, debe saber qué ha pasado.

—En efecto. Al igual que también sé que requerís de mi ayuda. Y yo os la daré. Le debo mucho a tu madre, Boruto, esta es mi manera de pagárselo de vuelta.

—Muchas gracias, señor —dijo el Uzumaki.

—Vosotros dos, gracias a Momoshiki y Nayru, ahora sois de mi clan, así que tendré mucho que enseñaros.

—¡Sí! —exclamaron los chicos a la vez.

—Tendréis hambre, en unas horas mi marioneta preparará la cena. Dejad que os acompañe a vuestras respectivas habitaciones. —Toneri comenzó a caminar y subió por unas escaleras. Los jóvenes le siguieron y acabaron en el piso de arriba, que era básicamente un largo pasillo que daba a diferentes habitaciones. —Escoged la habitación que queráis. En cada una hay una marioneta que, si absorbe vuestro chakra, obedecerá vuestras peticiones.

—Muchas gracias —habló la Uchiha.

—Esa bufanda es muy bonita... —murmuró el de cabellos blancos. La chica no pudo evitar pensar en cómo había sabido que llevaba una bufanda si no podía ver, estaba ciertamente intrigada. Quizás, para los Otsutsukis, tener ojos no era sinónimo de ver.

Sharingan | Nanko Uchiha | Boruto UzumakiWhere stories live. Discover now