- Lo se pero paso a paso - susurro y comienzo a quitarle toda esa ropa que lleva encima.

- Espera. - Me detengo y creo que le gusta que lo haga ya que sonríe. - ¿Que son esos negocios?

- Son pequeñeces, no es importante. - no se convence. - Le vendo algunas cosas y ellos me venden otras a mí y lo que te pasó no volverá a suceder. - Sigue sin decir nada. - ¿Te dio mucho miedo?

- Un poco sí. - Sonrío.

- Raro fuera que no te diera.

- ¿Que posibilidad hay de que me maten? - Lo pienso y se tensa.

- Estoy jugando contigo, nadie te va a matar, estás conmigo.

- Esto está mal. - deja su frente contra la mía. - No te conozco.

Quiero soltar lo que tengo reprimido y no es porque piense eso de ella, puede hacer con su cuerpo lo que desee ya que por algo es de ella pero me contengo, tengo que respetarla.

- ¿Y? La vida la domina quien se arriesga a domarla. - Sus dedos tocan mi cara y sonríe.

- ¿Me harás daño?

- Si pero no como crees. - Sus ojos se chispean y su sonrisa se engrandece mientras que sus mejillas se enrojecen.

- ¿Como entonces?

- Deja que te muestre, ¿Puedo? - Asiente despacio y sigo con mi tarea.

La dejo solo en camisa y con el pantalón. Comienzo a marcarle el cuello, muerdo, chupo, estoy desesperado y que ella me corresponda con la misma hambre me prende.

- Quitate todo - mando y me muevo hacia la puerta pasando el pestillo para no tener sorpresas, me volteo y verla quitarse el pantalón me prende.

Todo en ella me prende así que comienzo a quitarme toda la ropa que tengo quedando solo en pantalón.

- Tienes tatuajes - Me dice sin quitarme la vista del brazo, me recorre el dorso y se vuelve a quedar con la mirada fija en el que tengo en el cuello.

Paseo la vista por todo su cuerpo y me pierdo en su delicada y pálida piel que me pide a gritos que la marque igual como hice con su cuello, voy por ella sujetándola del cuello haciendo que suelte un quejido por lo bajo ante la agresividad con que la agarro.

- A partir de hoy eres solo mía - digo con voz demandante para dejar las cosas claras de una vez, agarro su labio inferior mordiéndola con fuerza y ella suelta un gemido - Solo yo mando, solo yo te beso, solo yo te toco y solo yo te miro - mi otra mano se va hacia una nalga y estrello mi mano con fuerza, vuelve a gemir - Solo a mí me gimes, solo a mí porque si me llego a enterar de algo por muy mínimo habrá consecuencias..

- Hazme tuya de una vez - me corta viéndome fijamente y eso es orden suficiente para arrancar su tanga.

- Me tienes al borde. - la vuelvo a subir al escritorio.

- ¿Si? - asiento.

Bajo y me apropio de su vagina, comienzo a besar todo, paso la lengua por ese punto tan hinchado y rojo que me termina de joder mientras que ella lleva su mano a mi cabello jalándolo para quitarme de su entrepierna pero no dejo que pase.

Unstable. [saga Bernocchi > Libro 1]Where stories live. Discover now