Capítulo 28: El Pasado Siempre Vuelve

1.7K 103 13
                                    

Mi amiga me abraza afectuosamente y yo suspiro, con el corazón encogido en mi pecho. No quiero volver a esto, no otra vez. No quiero regresar a los flashbacks y los ataques de ira. Sólo quiero volver a estar bien, a ser yo, a ser la Miriam de siempre y no la inestable niña de once años que lo perdió todo.

- ¿Crees que algún día podré entrar en su habitación y no sentir que me duele el alma? - Pregunto en voz baja, mirando a mi amiga Alicia.

Aunque nuestro grupo es de cuatro y somos amigas desde hace ya bastante tiempo, Ali y yo somos amigas desde antes de que eso pasara, así que cuando me siento mal con este tema es ella la única que me puede consolar y ayudar. Es ella a la que necesito a mi lado cuando siento que me falta el aire al pensar en Sandra.

- Siempre te dolerá lo que pasó, Miri, pero tienes que aceptarlo y aprender a vivir con ello. El dolor nunca se irá, pero se hará más llevadero - me responde ella acariciando mi rostro muy despacio. - Deberías regresar a terapia - susurra con cautela, temerosa por mi reacción.

Yo abro los ojos y la miro. El sol matutino me deslumbra un poco, pero cuando miro a mi amiga a los ojos veo la preocupación que siente.

- Creo que sí. Pero si es por lo público no harán nada, y no tengo dinero para pagar a una privada - me quejo suspirando. - Si pude ir al psiquiatra en aquel entonces era porque la familia de Alberto me lo pagó.

- Lo sé. Pero tienes que ir. Lo necesitas.

Asiento, porque no puedo darle la contraria en eso. ¿Por qué cambié mi sueño de ser periodista deportiva a ser psiquiatra? Porque me empezó a doler el corazón cuando oía hablar de fútbol y porque fue un psiquiatra el que me ayudó a salir de ese bache. Al menos por un tiempo.

- Encontraré la forma - aseguro sonriendo un poco. - ¿Te puedo contar un secreto?

- ¿Ari y Lola pueden saberlo?

- De momento, no - pido haciendo un puchero.

- Vale. Pero si yo te guardo un secreto, quiero que me guardes tú uno a mí - sugiere dejándome perpleja.

- Como quieras - me encojo de hombros y me incorporo en la cama, las dos quedando sentadas con la espalda apoyada en el cabecero de la cama. - Gavi quiere que me vaya a vivir con él a Barcelona y que estudie allí. Y voy a intentar con todas mis fuerzas que eso sea así - le explico brevemente a mi amiga.

Ella me sonríe y me abraza, sorprendiéndome de nuevo.

- Me alegro por vosotros. 

- ¿No me vas a regañar querer irme tan lejos?

- No - se ríe y niega con la cabeza. - La otra noche os vi juntos y me di cuenta de cómo os mirabais. Sé que estarás bien a su lado. Ojalá puedas irte con él y seáis muy felices, porque te lo mereces. Te lo mereces después de todo por lo que has tenido que pasar.

Sus palabras me dejan muda, y son mis ojos los que responden por mí, comenzando a liberar lágrimas de emoción. Me abrazo a ella y le digo que la quiero mil veces, sin poder dejar de llorar porque había olvidado lo importante que es Ali para mí. Ella me abraza también y se ríe por ver lo emocional que estoy, pero es que lo que pasó ayer me ha dejado echa un lío de emociones y recuerdos que no consigo gestionar todo lo bien que quisiera.

- Deja de llorar, anda - me pide limpiando mis lágrimas. - Quiero que estés calmada cuando te cuente mi secreto - añade haciendo que mi curiosidad me obligue a serenarme.

Me relajo, dejo de llorar y respiro hondo. Me muero por saber cuál es su secreto. Todo en mí ruega que sea que ha roto con el imbécil de su novio, pero si esa fuese la noticia, no me lo contaría como un secreto. Así que debe de ser algo más. Y por lo seria y nerviosa que aparenta estar, me preocupa lo que pueda ser. 

Imprudente // Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora