Capítulo 15: Hacerle La Pelota Al Míster

2.7K 130 85
                                    

Después de estar toda la mañana y parte de la tarde en compañía de Fernando, Gavi y Pedri llegan a casa al fin. Ellos han estado entrenando toda la mañana y luego han tenido que almorzar todos juntos, y mientras Fer me ha enseñado la zona y hemos jugado la play. De aquí podría nacer una bonita amistad, a decir verdad.

En cuanto Pablo ha entrado por la puerta, he ido a abrazarlo, y él ha respondido al abrazo muy felizmente. Y así seguimos, abrazados. Me gusta tenerlo cerca. Sentirlo. Olerlo. Tocarlo, por breve que sea el roce. Me calma y a la vez me pone nerviosa. Es una sensación a la que me tengo que acostumbrar pero que, ciertamente, me gusta. Me gusta mucho.

- No se come enfrente de los pobres - canturrea Pedri haciéndome reír.

- Únete al abrazo, nadie te lo impide - me río separándome un poco del sevillano, que mantiene una de sus manos en mi cadera.

- Mejor la próxima vez - se ríe el canario. - ¿Qué tal el día?

- Bien, nos hemos divertido - sonrío y miro a Nando.

- Sí, ha estado bien - asiente el chico con una pequeña sonrisa.

- Me estoy poniendo celoso - bromea Pablo tirando de mí hacia él.

- ¿Y tú quién eres? - Me burlo yo, haciendo como si no lo conociera.

- Ja, ja, qué graciosísima eres - bufa él rodando los ojos y acariciando mi cintura discretamente.

- Mucho - alardeo chocando mi hombro con el suyo.

- Bueno, ¿cuál es el plan ahora? ¿Os tenemos que seguir viendo las caras a los dos, pesados okupas? - Inquiere Pedri cruzándose de brazos.

- Algo me dice que no nos quiere aquí - murmuro frunciendo el ceño, usando mi tono más sarcástico.

Miro a Gavi, que sonríe y rueda los ojos, dándole un leve empujón a su amigo. Fernando, que es bastante calladito (o al menos cuando estoy delante lo es) sólo se ríe mientras observa el panorama.

- No te preocupes, la voy a sacar a pasear - dice Pablo mirándome.

- ¡Ni que fuera una perra! - Me quejo riendo, sabiendo la doble interpretación que se le puede dar a mis palabras.

- Bueno, pues tú me sacas a pasear a mí. Lo mismo da - se ríe él. - ¿Nos vamos o no?

- Deja que me cambie.

- Estás bien así.

- Exacto - corrobora Pedri.

Gavi lo fulmina con la mirada y yo sonrío. Me río mientras voy a la habitación de invitados y me cambio la ropa cómoda que llevaba por unos vaqueros holgados y un jersey de cuello alto, junto con unas converse de imitación de talle alto. Me hago una mini trenza con un pequeño mechón de pelo y luego me acomodo el resto del cabello con los dedos. Me pongo un pintalabios de brillo y me repaso el rímel. Y lista. Tampoco quiero hacerlo esperar más. Cojo mi bolso, que contiene mi móvil y mi monedero prácticamente vacío, salvo por los carnets y unas pocas monedas.

Cuando regreso al salón ni Pedri ni Fer están, así que voy hasta Pablo, que espera al lado de la puerta.

- Estás preciosa - suspira él sonriéndome.

- Tampoco es que me haya hecho nada especial - murmuro riéndome un poco.

- No necesitas nada especial para estar preciosa - replica acercándose y tomando mi mano. - ¿Vamos?

Ignoro el rubor que sé que me pinta las mejillas de rojo y asiento con la cabeza.

- Vamos - murmuro en apenas un suspiro nervioso.

Imprudente // Pablo GaviWhere stories live. Discover now