Capítulo 11

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Un instante y una lágrima del corazón

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Un instante y una lágrima del corazón.

Presente.

Adaline.

—Por última vez. No fui yo. ¿Es que no me ven? ¿A quién voy a matar con estas pintas? —intento de vuelta que entren en razón.

De que no soy una asesina.

Y de mucho menos que atentaría contra la vida de otro ser humano o animal.

De que todo fue un malentendido. Ella me citó. Fue ella. Ella me dijo que fuera a...

Espera un momentito. ¿Y si no fue con ...con Constance con la que chateé?

Me contengo a no cubrirme la boca con las manos llevada por el shock al recién estar procesando esto. ¿Co-cómo pude ser tan estúpida?

Era el demonio que me persigue.

Fue él.

Suerte.

La necesitarás.

Hijos de puta.

Pues claro... Ellos planearon todo esto. Actuaron como sus compinches.

Tuvo que avisarles de que se divertiría despellejando a Constance, y de paso me achacaria su momento de lujuria envuelta de salvajismo a esta pobre indefensa que está aquí.

Que alguien venga y me anestesie ya.

Que ya va haciendo rato, que me pica este suéter.

El inspector Brinson niega con expresión mosqueada, dedicándole una mirada de soslayo a su compañero. Quien me tiene tirria desde que coloqué mi trasero aquí. Va, me importa poco. No es el primero.

Ni muchísimo menos el último que me tiene en su lista de morosos.

—En fin. Sus padres están aquí—da por terminada nuestra exasperante “reunión”.

Se me revuelve el estómago.

La llamada que tuve con Papá permanecerá en mí mente por el resto de mi vida.

Que rápido puede pasar uno de ser el orgullo de Papi a la decepción de los dos.

Brinson me hace un gesto para que me apee de mi sitio a lo que obedezco sumisa, no vaya a ser que encima de querer cargarme al muerto me tachen por el delito de desacato a la Autoridad también.

Agradezco soltando un largo suspiro cuando no me colocan las esposas. Nunca fui fan de mis muñequeras.

Echo a andar con ellos resguardandome, detrás de mí hacia la salida.

Oye. Pues me veo futuro entre rejas.

La sala es un caos. Agentes por aquí y por allá. Otros conversando entre ellos mientras toman un café cargado en las oficinas que están visibles tras las puertas de cristal.

Una vez tocado el Infierno Where stories live. Discover now