Prólogo

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Jamás imaginé que me sentiría tentada a quitarme yo misma del medio. Desde el principio no había hecho más que desear encontrar la paz conmigo misma. Y si para hacerlo este era el arriesgado precio que tenía que pagar...

Lo haría.

Será rápido e indoloro Adaline.

Teniéndolo todo al alcance de mi manos desde niña, nunca se me habría pasado por la cabeza que me llegaría el momento del juicio final.

Era el momento.

El momento de replantearme si mi dolorosa y triste existencia valía lo suficiente.

Lo suficiente para soportar el horrible sufrimiento que había estado arrastrando tras de mi durante años.

Esa agonía que me consumía y debilitaba por dentro.

La soga que había colocado alrededor de mi cuello con su implícita advertencia grabada en ella, no solo me apretaba asfixiándome sino que también me engatusaba.

Pero no tanto como... su presencia. Su espeluznante e inquietante presencia que rondaba continuamente a mi alrededor controlándome y apropiándose de mi.

No podía comprenderlo. No había caso en ello. Lo había intentando innumerables veces y había fallado en el intento. Aún así cuando la pregunta resurgía como una espesa nube de humo por mi mente siempre volvía al punto de partida.

¿Por qué me eligió a mi?

Mi pobre corazón latía contra mis costillas al siquiera imaginar escuchar esa repuesta de sus propios labios. Solo Dios quien también me había abandonado, sabía cuánto anhelaba que esa cosa alejase sus oscuras y dañinas pezuñas lejos de mí.

Hasta que alguien apareció.

Hasta que él llegó.

No solo mantenía a raya mis miedos mientras estaba cerca.
Sino que tocándome era capaz de apagar las vibrantes llamas que esa terrorífica criatura había impregnado en mí.

Lo quería a mi lado. Aunque lo realmente complicado sería mantenerlo.

Porque el duro presagio de que algo horrible sucedería si no correspondía a sus ambiciones, permanecía inerte allí.

Siempre.

"El infierno ya de por sí es un lugar desagradable Adaline. Ahora sumémosle que lo abandonaste, cuando tu deber era permanecer en él." "Sufrirás por no haber cumplido tu promesa".

Sufriré.

Sufro.

Y me rindo haciéndolo atada de pies y manos por lo que me reste de vida. A él.

Al demonio.

El que vive castigándome.

Por no haber elegido el infierno.

Su infierno.

El que nunca planeé tocar.

Una vez tocado el Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora