Capítulo 10

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Y el desastre se concedió.

~~~10 horas antes del desastre~~~

Adaline.

Luego de todo el escándalo que formamos en la entrada de la Academia… Vic y yo venimos juntas a mi casa.

Saint condujo.

Mi amiguita del alma estaba a punto de chismearle todo lo sucedido con puntos y comas.

Pero me la adelanté dirigiéndole una mirada matadora, que la acomodó en su asiento cerrándole su preciosa boquita por el resto del trayecto.

Estuvimos tomando galletitas con chocolate caliente, nachos con queso y una toda clase de dulces y tartas que Mamá encomendó cuando Saint no hizo más que entrar por el umbral de la puerta.

Papá, Vic y él estuvieron discutiendo y debatiendo hasta el cansancio entre ellos sobre el asesinato de Olivia.

Tanto así que parecían dos inspectores de policía, a quienes le habían designado el caso.

Luego de una hora y media de debate exprés, Saint tuvo que marcharse.

Se excusó con ellos diciendo que tenía mucho trabajo pendiente por el viaje y que estaba abatido con el entrenamiento de esta mañana. Papá tan incitador a metérmelo por los ojos como de costumbre , me mandó a que lo acompañase hasta la puerta.

Por si se perdía.

Mientras Mamá por el otro lado se disculpaba conmigo. Tanto haber estado tan ocupada y distante toda la semana entera. Como por no haber estado presente en el momento que se formo el caos con todo lo relacionado al asesinato.

Cree que en esos momentos me encontraba en la Academia. Lo dejé así.

Me decanté por restarle importancia al asunto… asegurándole que no había nada de lo que preocuparse. 

Ella emocionada agradeció el gesto sumándonos a ambas en un abrazo de oso, para después obsequiarme con dos bolsa enormes.

Una llena de ropa de una firma de París que se la tiene jurada. Y la otra llena de cofres con prendas y accesorios de mi gusto.

Todo muy casual.

Fuerzo una sonrisa de agradecimiento. Internamente rogando para que me de el tiempo a desfilar y ponerme todo esto… antes de ir a parar al ataúd.

Luego de regalarle la mitad de lo que me compró Mamá a Vic, y que a esta llorica se le llenasen los ojos de lágrimas confesando cuánto me ama y que yo soy su regalito más preciado después de Espumito.

Más tarde yo sacándole en cara que eso no era lo acordado. Y más luego ella intentando de nuevo convencerme que entendí mal lo que dijo...

Nos encontramos despidiéndonos por décima vez.

Aún siento el cuerpo adolorido de los moratones del día de la fiesta. La última vez que los comprobé en el baño estaban peor.

Voy dopada de medicamentos a ver si así amortiguan parte del sufrimiento que llevo encima.

La otra no puede curarse con pastillitas.

—¿Segura que no quieres que me quede?—pregunta jugando muy bien sus cartas—Mira que puedo ser una invitada muy complaciente. Uh-huh. Podríamos ver una peli. Prepárarnos un baño de burbujas y plantas aromáticas. Hacer palomitas. Charlaaaaaaar.

Niego poniendo los ojos en blanco al entrever a dónde está intentando llevarme con sus pésimas manipulaciones.

Niego centrándome en ella.

Una vez tocado el Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora