Capítulo 7🖤PARTE III

32 22 7
                                    

El despertar de la bestia.

—Aaaaadiiiiiiii.

Arrugo la nariz molesta por esa voz cantarina que interfiere metiendo de lleno en mi sueño.

Dejadme.

—Aaaaadiiiiiiii. Tu madre lleva una hora pidiéndonos que bajemos a desayunar— comunica esa voz derrochando calidez , me froto los párpados aún somnolienta.

¿Vic?

¿Dónde estoy?

¿Morí?

—¿Do-dormimos aquí?

No siento las piernas.

—Siiii—aplaude hiper mega histérica, sonriendo de oreja a oreja.

De paso iluminando toda la habitación con su alegría matutina.

—¿No te hizo ilu? Ya era hora que tuviéramos pijamada.

—Có-cómo llegamos? —pregunto aún sin atinar a cómo están desencadenándose los acontecimientos.

Lo último que aparece en mi mente es...

A Daxton en el baño. Él humillándome ¿Luego qué sucedió?

¿Me desmayé?

—No recuerdas, bebuchi mía—niego ceñuda a lo que pone los ojos en blanco soltando un suave bostezo—Jasver y Dagon nos trajeron.

—¿¡Perdón!?

Pega un salto en la cama que me hace parpadear acomodándome en el respaldar.

No recuerdo nada. ¿Cómo pude dejarme traer por ellos?

—Lo sé. AHHHHH. No pude procesarlo dentro del coche y sigo sin hacerlo ahora—chilla rebotando en la cama, haciéndola rechinar al patalear alocada como una fan—Están tan buenos. Anoche se me tuvo que pegar algo, de tremendos pecados originales que nos acompañaron.

Me levanto sin fuerzas apoyándome en mis codos para coger impulso, me siento arrellanada cerrando los ojos adolorida.

La columna vertebral me está apaleando con un ardor atroz. Encima no siento ni un minucioso musculo, ninguno me está dando tregua. La hinchazón, el dolor y la limitación de movimientos se apropian de mí organismo.

¿Qué me ocurrió?

—No recuerdo nada. ¿Me caí por ahí, Vic?

¿Me lastimaron? Ella niega echándose a reír, su exorbitante risa resonando en la habitación.

—Caíste de chiquita. Anoche no hiciste más que criticar y hacértelas de Casper una vez que terminaste tu primer round con el pobre de Albert—manifiesta con simpleza—No te comportaste, Adi.

Me encojo de hombros limitándome a aceptar mi pena. Eso sí lo recuerdo.

—En cambio yo si—dice airosa sonriendo como el gato de Alicia, alzando el mentón con suficiencia—Fui toda una dama. No la dama de un vagabundo, me oyes. Una dama de alta alcurnia. De tenerlos bien puestos pero escondiéndolos. ¿Me captas?

—Bien por ti—se acerca a ayudarme a levantar, apiadándose de mi estado aunque me maldice por lo bajini.

Me ofrece ambas manos, las agarro sosteniéndome de ella como si fuese una viejita desvalida.

Transformándola en un solo parpadeo de una dama de alta alcurnia como tanto alardea a…

 Mi propia dama de compañía.

—¿Me hiciste sopita?

Suelto una risita suave, su sonrisa se borra en un chispazo.

—Si tú sigue, sigue avejentándome—me regaña a lo que contengo otra risotada para no echarle más leña a su fuego—Ahora mismo nos vamos a un spa.

Una vez tocado el Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora