37.

6 1 0
                                    

Recibí la llamada temprano.

¿Ryan? dijo Kiara con voz débil. El teléfono se le cayó de las manos, golpeó el suelo, y la llamada se cortó.

Subí al auto y me apresuré hasta su apartamento. Encontré la puerta abierta y a Kiara sentada sobre el sofá, ensangrentada. La muchacha sostenía su pequeño revólver en una mano, y con la otra le hacía cariño al gato llorando sobre su regazo.

Te voy a llevar al hospital, dije.

Con una voz que se desvanecía Kiara me dijo que era demasiado tarde. Me explicó con gran esfuerzo cómo unos hombres habían venido buscando a Madison, y se pusieron a registrar todo el apartamento. Cuando ella sacó su arma para ahuyentarlos, uno de los hombres le disparó.

Los ojos de Kiara comenzaron a cerrarse. Sus últimas palabras fueron: No te preocupes, no les dije dónde estaba. E inmediatamente, el contador subdérmico en su brazo, cayó a cero.

Humanos ArtificialesWhere stories live. Discover now