- Isla -

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Ahora mismo, todos estaban desembarcando en una isla. Ace estaba emocionado de volver a tocar tierra; se suponía que el Moby Dos los alcanzaría en esa isla, y podría ver a sus hermanos. Todos los piratas de Barba Blanca estaban nerviosos porque se suponía que era el momento en el que Ace decidía si quedarse en la tripulación o irse.

¿Estás bien, Oyaji? - Thatch le preguntó nervioso a su padre al ver que no estaba preocupado y una sonrisa adornaba su cara.

Claro, hijo, tomando en cuenta que tienen un nuevo hermano menor. - Los piratas tomaron unos segundos en procesar todo y miraron a Ace, que no protestó.

¿¡Te uniste!? - Gritó toda la tripulación sorprendida.

Sí, hace como una semana. - Ace era sincero.

¿¡Y no pensabas decírselo a nadie!? - Ace lo pensó un poco y negó con la cabeza. En realidad, solo le dijo a su tripulación que estaba en el otro barco y sabía que le guardarían bien el secreto.

Pero, Ace, debiste decirlo. - Thatch se acercó para abrazar a Ace mientras hacía su típico drama, pero como siempre, terminó besando el piso. - Soy tu hermano mayor, no me hagas eso... - Thatch lloriqueó en el suelo.

No te voy a decir hermano mayor, absolutamente no. - Ace miró a otro lado para ver el poblado. - Voy a dar una vuelta. - Miró a Shirohige esperando un permiso o algo. El hombre le dio una sonrisa, y eso fue suficiente para que Ace decidiera bajar y escapar de la estúpida atención que lo ponía nervioso.

Lo que no sabía era que Barba Blanca tenía un plan malvado en contra de su hijo menor. Ese tatuaje iba a ser rellenado en su espalda este día, y no había forma de que Ace escapara de la terquedad del hombre más fuerte del mundo.

¡Eso es genial! - Ace susurró emocionado para sí mismo cuando vio un centro de tatuajes. Le daban miedo las agujas, pero eso no evitaba que pudiera apreciar la belleza de un tatuaje. Tal vez se haría alguno si encontraba a un tatuador que trabajara con anestesia local, así soportaría el dolor, solo si era algo pequeño.

Ace caminó tranquilamente por un callejón lleno de tatuadores haciendo su trabajo para un montón de gente. Hasta que llegó al final, había una casa gigante de tatuajes. Dios, Ace nunca había visto una tienda de tatuajes tan grande en toda su vida. Caminó un poco inquieto, sentía como si algo fuera a pasar.

¿Qué haces aquí, hijo? - Ace dio una vuelta rápida y vio a Barba Blanca parado justo detrás de él.

No, no, no. La verdadera pregunta es, ¿cómo llegaste aquí sin que te viera en toda la isla? - Shirohige rio. Tendría que ayudar a Ace un poco con su Haki; era bueno, pero un poco más de entrenamiento no le haría mal.

Hijo, soy el hombre más fuerte del mundo y tu papá. ¿Acaso crees que hay algo que no pueda hacer? - Ace lo miró serio.

No puedes embarazarte y dar a luz. - Shirohige soltó una gotita de sudor en su frente. ¿Quién había criado a este niño? ¡Oh sí, el hijo de perra de Garp, cómo no!

Está bien, hijo. ¿Por qué no vamos a ver los tatuajes dentro? Es uno de los pocos lugares donde puedo entrar; necesito retocar mi propio tatuaje. - Ace asintió cayendo completamente en la mentira de Barba Blanca. Cuando estaban dentro, Ace saltó al escuchar la puerta cerrarse.

¿Pero qué mierda? - Ace caminó rápido hacia la puerta y trató de empujar, nada. No podía mover la puerta gigante. Miró a Shirohige, y el hombre miró a otro lado totalmente desentendido de la situación. Ace suspiró.

¿Qué está pasando? - Barba Blanca iba a responder cuando Marco entró con agujas de tatuaje y una mesa para tatuar a alguien... a alguien... ¡Era a él!

No, no te atrevas. - Ace retrocedió contra la puerta pero fue tomado de la mano por Shirohige, capturado, atrapado, sin escapatoria de esas agujas del demonio.

Lo siento, hijo, pero es algo necesario. - Marco se sintió mal por hacerle esto a su alma gemela, pero Oyaji tenía razón.

Lo siento, órdenes del capitán yoi. - Marco se acercó mientras Ace comenzaba a patalear todo lo que podía y era inmovilizado por Barba Blanca.

Por favor, no me hagan esto. ¡Papá dile que se detenga! ¡No quiero, Oyaji! - Ace estaba llorando y balbuceando mientras temblaba en la mano de su padre.

Está bien, Ace, voy a usar mis llamas para que no duela absolutamente nada, yoi. - Marco trató de calmar al chico; se puso nervioso al verlo llorar.

¿D-de verdad? - Ace lo miraba como un gato desconfiado, pero se podía ver que estaba un poco menos asustado.

Sí, hijo, Marco va a ayudarte con eso. Además, papá está aquí, nada puede pasarte. - Ace asintió aún temblando, pero mantuvo sus ojos con lágrimas y se mantuvo temblando en todo momento, hasta la mitad del proceso donde entró Thatch por la puerta corriendo.

¿Cómo la abrió? Ace no la había podido mover, claro que no, estaba atrapada por su lado, no por el otro.

¡Ace, traje esto para ti! - Ace se sonrojó, avergonzado. Jolly estaba entre las manos del cocinero.

¿Por qué lo tienes tú? - Apenas Jolly estuvo cerca de sus manos, lo apretó contra su pecho. Aún mantenía la forma de la última vez que lo usó y lo escondió contra su pecho.

¿No es un peluche de Oyaji? Lo encontré bajo tu almohada. - Thatch lo miraba riendo; Ace lo quería matar.

Hijo. - Ace miró a Barba Blanca, que tenía un aura de flores a su alrededor.

¡No lo escuches, no es cierto, es un peluche que se transforma en la gente que necesito en ciertos momentos, tiene una fruta del diablo! - Ace explicó rápido.

¿Eso quiere decir que la última vez que necesitaste a alguien pensaste en Oyaji? - Izo era tan bueno siendo un hijo de perra. Ace chilló contra el peluche mientras todos reían a su alrededor. ¿No podía tragarse la tierra ahora mismo? Por todos los mares.

Marino a fuego lento [Terminada][Corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora