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Había algo que estaba rondando por su mente desde hace días y eso es que Jimin últimamente se ha mantenido muy apegado a él y no es que le moleste, pero es raro porque sabe muy bien que el Omega no es dependiente a un alfa, se ha vuelto muy exigente por su atención y que también le de muchos mimos.

Le parecía muy tierno ver cómo se restregaban a su cuerpo buscando quedar impregnado con su aroma y no lo negaría, amaba que su pequeño quedará oliendo completamente a él, muchos se les quedaban viendo por eso y la curiosidad era saber porque aún no lo había marcado.

Su madre le pregunto lo mismo y le explicó sus razones, ella fue comprensiva y le dio la razón, la manera en que ambos se juntaron no fue la mejor y en el pasado creía que difícilmente podrían llegar a ser una pareja, así que se tomarían su tiempo para poder formalizar su relación, todo a su propio ritmo y sin alguna presión por parte de terceros.

Estiró su cuerpo antes de entrar a su cabaña, ha sido un día muy largo junto a su padre y ahora solo quería descansar, su cuerpo se encontraba muy tenso, desde que los betas que se encontraban haciendo guardia en las afueras les comentaron que encontraron huellas les hizo ponerse alertas, más al no reconocer ese aroma, por estar tratando de averiguar sobre ese tema regreso más tarde de lo habitual.

Según lo que dijeron, podría tratarse de un lobo común ya que no encontraron rastros de huellas humanas pero no se podían confiar, las cosas últimamente estaban demasiado calmadas y eso hacia que su lobo se encontrará inquieto.

—Jimin, ¡Ya llegué! — anuncio entrando a su cabaña. Observo todo el lugar y no vio a su Omega, todo se encontraba demasiado silencioso —¿Jimin?

Comenzó a caminar por todo el lugar buscándolo, pero no lo encontraba, se le hacía demasiado extraño no verlo si siempre que regresaba Jimin corría a recibirlo con sus preciosas sonrisas que eran acompañadas de un par de orejitas felpudas, se le hacía demasiado tierno verlo así, le daba una apariencia más dulce.

—¿Dónde estará? — murmuro entrando a la cocina, al ver que no estaba salió de ahí y se dirigió hacia su habitación —¿Ji...Min? — pregunto entrando a su cuarto, volteo a ver hacia al abajo al sentir como una bola de pelos blanca se restregaba en sus pantorrillas.

Cuando dejo de restregarse alzó su vista dejando ver sus ojos verdes brillantes, abrió su boca sorprendido al ver a Jimin en su forma animal, ya lo había visto anteriormente pero ahora teniéndolo cerca le dejaba admirado, su pelaje blanco se movía con gracia cada que hacía un movimiento y sus ojos brillantes que le veían con atención le tenían hipnotizado, su tamaño era más grande al de los gatos comunes, bien podía calcular que cuando estuviera convertido en lobo le llegaría por mitad.

—¿Por qué te has transformado? — el gatito bostezo dejando ver su rosada lengua y sonrió arrugando su nariz al ver cómo sus bigotes se movían —¿Ya te sientes cómodo para hacerlo?

Se sentó a los pies de la cama en forma de indio y el gatito corrió a meterse en el hueco que había quedado entre sus piernas, coloco sus patitas en cada una de ellas para alzar su rostro y verle fijamente, Jungkook bajo su rostro ya que parecía que eso es lo que quería y el Omega rozo su naricita húmeda con la suya para después darle lo que parecía un beso en su mejilla.

—Estas muy cariñoso, eh — rio al sentir como rozaba sus bigotes en su mejilla, acaricio con parsimonia su suave pelaje y así estuvieron unos cuantos minutos más, cerró sus ojos al sentir la relajantes caricias que recibía cada que el minino se restregaba en su pecho y mejillas.

Abrió sus ojos poco después que escucho como los huesos crujían y se acomodaban dándole paso a su forma humana, tomo la manta que estaba sobre la cama y con ella cubrió el cuerpo desnudo de Jimin que se encontraba acomodado en su regazo, con sus piernas a cada lado de su cintura.

Soy tu alfa y tu mi Omega Where stories live. Discover now