La compañera de Jane Vulturi

La isla parte 2

Habían pasado un par de días, Jane me apoyo y me ayudo en lo que pudo mientras intentaba concentrarme y estar preparada para poder revivir a Didyme.

Levante la vista de las notas de mi padre sobre vampiros, mis ojos se encontraron con los rojos de mi compañera, ella estaba sentada en el sofá con las piernas cruzadas y un libro abierto sobre su regazo.

—Mañana es el último día de mi semana como humana— dije luego de haber visto un calendario en la pared.

Jane asintió con la cabeza —¿Te sientes preparada? —

—Si— contesté sin dudar y sonreí hacia mi compañera —Mañana reviviré a Didyme—

Jane volvió a asentir con la cabeza, pero esta vez más lentamente y volvió su atención al libro que estaba leyendo. Hice una mueca, estos días estuve concentrada estudiando y preparándome y no pase nada de tiempo con ella, más allá de unas pocas charlas entre nosotras o cocinar juntas.

Mire hacia una puerta corrediza, el atardecer se veía hermoso en la isla. Sonreí y me levanté dejando las notas y los libros sobre la mesa.

Me acerqué a mi compañera, quién levanto su cabeza y me miró con una ceja levantada. Le tendí la mano y ella la tomo sin dudar, dejando lo que estaba leyendo sobre el sofá. Caminé con ella de la mano hacia la puerta corrediza y hacia el camino que conducía a la playa.

—Lamentó que estos días no fueran lo que ambas hubiéramos esperado— dije con una mueca.

Jane levanto los hombros por un momento como respuesta, luego agarro un poco más fuerte su mano con la mía —Estaba contigo—

Me sonroje por su comentario y le dedique una sonrisa, ella parpadeo y miro mis labios durante unos segundos, antes de desviar la mirada.

—Eres tan linda— dije divertida.

Ella se giró bruscamente para fulminarme con la mirada —No soy linda—

—Si, si— contesté sonriendo —Eres la temible Jane Vulturi—

Antes de que pudiera reaccionar, me encontraba en el suelo con Jane a horcajadas sobre mí. Su rostro muy cerca del mío, nuestras narices se rozaron.

Ella agarró mis muñecas y llevo mis brazos para colocarlos sobre mi cabeza. Ella bajo lentamente su cabeza para comenzar a morder mi cuello, sin perforar la piel.

—¿Debería asustarme por esto? — murmuré sin aliento por cómo me hacía sentir Jane.

Sentí una sonrisa burlona contra mi cuello y se aparto un poco, un gemido escapó de mi boca, cuando su rodilla se presiono contra mi entrepierna. Sus ojos se oscurecieron haciendo desaparecer un poco el rojo.

—No miedo, pero eso no significa que no pueda molestar— dijo Jane burlonamente, antes de inclinarse y besar levemente mis labios.

Me incline para intensificar el beso, pero ella se alejo y se levantó. Me enderece y la mire aturdida.

—¿Vamos a la playa? — preguntó Jane como si no pasara nada.

—Eres cruel— murmure levantándome del suelo. Y cubriéndome el rostro sonrojado con una mano. Su risa hizo que mi corazón se acelerase más y ella comenzó a caminar mirándome sobre su hombro.

Baje mi mano y le dedique una sonrisa nerviosa, antes de seguirla hacia la playa.

Pasamos algunas horas en el mar y jugando, bueno, ella me acompañó, pero no se notaba que le disgustara.

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Respire hondo y mire la foto de Didyme a mi lado, Jane coloco el jarrón con las cenizas frente a mí. La rubia me miró con sus ojos intensos y dio unos pasos hacia atrás, pero se mantuvo cerca.