Capítulo 20. El Vampiro Sexy y el Lobo Platinado. Enuentro en la planicie.

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La brisa corría por la pradera moviendo las hojas de los árboles y la hierba fresca, a su antojo

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La brisa corría por la pradera moviendo las hojas de los árboles y la hierba fresca, a su antojo. Era una tarde deliciosa. El sol descendía con lentitud por el poniente ofreciendo un espectáculo de colores en el firmamento. Se podría decir que el clima en la planicie era agradable; pero al pie de la pequeña colina, lo que se sentía en el ambiente era otra cosa: Incertidumbre y miedo por un lado, tensión y pánico por el otro.

—Ocúltense —les dijo Eric en voz baja y pegó su espalda contra la colina para ocultar, lo más que pudo, su fornido cuerpo. Con las cejas levantadas y los labios contraídos se dirigió a Minwoo—. ¿Cómo se enteró de nuestra presencia?

—¿¡Yo qué sé!? —respondió con un grito silencioso que se ahogó en su garganta.

El mortal apretó a Andy entre sus brazos e imitó a Eric resguardándose al pie de la colina. Jinnie hizo lo propio y se agachó para esconderse detrás de las piernas del lobo mayor.

Hye Sung no entendió nada de lo que decían, pero los imitó y cubrió su espalda. Algo sabían los lobos y el mortal, sobre ese lobo platinado, que los tenía tan alterados.

—¿Qué sucede? ¿Quién es ese lobo? —preguntó Hye, con la voz tan baja que era casi un rumor.

Pero el vampiro sexy, que ni cuenta se dio de lo que sucedía, interrumpió el secreteo, hablando sin temor, a viva voz.

—¿Ya vieron a ese lobo? ¡Es un muñeco de peluche! Me encanta ese pelaje largo y ensortijado. —dijo con los ojos brillantes de emoción.

Dongwan había quedado tan prendado de la majestuosidad del lobo blanco, que no se percató del temor que había en los ojos de los otros. Y tampoco pudo ocultar más su secreta debilidad por las colas largas y peludas.

—¡Por los mil demonios fashionistas! Tiene una frondosa cola blanca ¡con la punta en dorado! ¡Siento que voy a morir!... ¿Por qué todos tienen cara de susto y están susurrando? —dijo, luego, al verlos con los ojos desorbitados.

—¡Cállate! —le gritaron Eric y Minwoo en una sola voz.

—¡Si sigues diciendo estupideces vas a morir en serio! —le dijo Minwoo con la voz baja, pero con la entonación de un regaño.

Eric tomó a Minwoo por los hombros, lo miró con ternura y le dijo—: Amigo, lo siento mucho, pero tendrás que correr.

—¿¡Yo por qué!? ¡Ahora mismo no puedo enfrentarlo! —refutó el mortal de inmediato y le hizo un gesto con la boca señalando a Andy.

Moon se aclaró la garganta y procedió a enumerar las razones del por qué debía ser él quien saliera a dar la cara por el grupo. Le habló de su valentía y del maravilloso poder que tenía para calmar a la bestia enfurecida. Le recordó las veces que se había enfrentado al peligro, estando detrás de la barra del MinWoo's Blood and bar, y de cómo había logrado resolver situaciones de conflicto. Todos los atributos positivos que tenía el mortal, los mencionó para convencerlo de ofrecerse en sacrificio.

El Hijo Oscuridad y el Hijo LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora