Capítulo 2. El Lamento del Lobo.

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El hijo de los Dark deambulaba con su parsimonioso estilo, por las concurridas calles de la ciudad. A pesar de estar atestadas de gente nadie podía verlo, y así lo prefería. Le desagradaba notar en los rostros de los "vitales" la expresión de temor cuando él estaba cerca.

Desde hace cientos de años los mortales habían aprendido a convivir con los inmortales; aun así, mantenían cierto recelo cuando algún miembro de su familia estaba cerca. Y era de esperarse, ya que en tiempos antiguos los miembros de su raza acabaron con pueblos enteros. Las cosas habían cambiado, pero quedaba un oscuro recuerdo en la mente de todos.

Hye Sung todavía conservaba la sonrisa en su pálido rostro. El recuerdo de los ojos de Jung Hyuk, cambiando de apacible gris a un amarillo encendido, le mantenían el ánimo activo. Sintió un pequeño ardor y se llevó una mano al cuello. Con sorpresa, limpió la gota de líquido espeso y negruzco que salía de una pequeña laceración.

—¡Bien! Ha mejorado sus habilidades... logró hacerme un rasguño. Debo tener más cuidado la próxima vez —dijo para sí mismo y rio a carcajadas.

Le divertía jugar con el perro hijo de los Moon. Aunque en realidad era un lobo grande y fuerte, Hye Sung lo veía como un cachorro husky siberiano y era eso, precisamente, lo que molestaba tanto al castaño pelilargo.

Los herederos de las dos familias, que controlaban la ciudad,  se habían criado prácticamente juntos. Sus padres, aunque de razas diferentes, eran amigos, socios y dueños de casi toda la isla. Hye Sung  y Jung Hyuk tenían la misma edad,  pero por cuestiones de genética Hye desarrolló su estatura y habilidades mucho antes que Hyuk;  quien por largo tiempo siguió siendo un peludito peluche. Por supuesto que ahora era más grande y fornido que Hye, pero él seguía molestando y tratándolo como su mascota.


Se detuvo en medio de la avenida para esperar al auto negro que desde hace unas cuadras lo venía siguiendo. El conductor se estacionó a un lado de él.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me estás siguiendo?

—Disculpe, señor, su abuelo lo requiere en la mansión.

El rubio rodó los ojos y resopló haciendo ruidos con sus labios. Subió al auto y se resignó a una larga noche de charla sobre tradición familiar.

Después de varios kilómetros de recorrido, la mansión de la familia Dark comenzó a vislumbrarse más de cerca. Estaba edificada sobre una alta colina que la hacía visible desde cualquier lugar.

Su fachada lucía muy diferente a la que tenía cuando Lord Christian Dark era el rey de los vampiros. El aspecto lúgubre y misterioso, con paredes grises, torres altas y techos a dos aguas, había cambiado radicalmente.

El gris de las paredes había sido reemplazado por un blanco brillante, y las ventanas redondas con de antiguos vitrales, ahora se mostraban amplias y con la transparencia del cristal. Su estructura cuadrada, con columnas altas que terminaban el marcos, mostraban una modernidad impensable en los tiempos del abuelo.

Cuando Ji Sung Dark, el padre de Hye, asumió el control de la familia hace unos novecientos años atrás, puso en marcha una serie de reestructuraciones que poco a poco fueron cambiando la imagen de oscuridad, que desde siglos ostentaba el apellido. Ahora se respiraba un aire futurista, que no solo implantó en la residencia Dark sino las empresas que poseía la familia y en todo el país, Euduundal.

El joven vampiro apoyaba la imponente tecnología que había creado su padre, ya que le permitía disfrutar de un hermoso amanecer o de una colorida puesta de sol, sin sufrir daños en su delicada piel. Pero su abuelo era otra cosa... y una muy seria.

El Hijo Oscuridad y el Hijo LunaWhere stories live. Discover now