Capítulo 17. ¿Amor, capricho, conveniencia?

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El filo de la medianoche cayó demasiado rápido

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El filo de la medianoche cayó demasiado rápido. A pesar del gélido ambiente, el motor del clásico rugió firme ante las miradas de asombro en los presentes. El lobo lucía su cabeza en alto, orgulloso de haber hecho una buena elección.

Después de varias discusiones, se acomodaron como pudieron en las butacas de cuero color beige, que a pesar de ser de vaca, les resultó agradable al tacto.

Andy ocupó, a regañadientes, la parte del medio en el asiento trasero. Aunque peleó por el lado de la ventana, fue obligado por su hermano a sentarse entre él y el vampiro adolescente. Jinnie fue convencido por el líder, que su lugar era cuidar la retaguardia en el pequeño espacio que servía para acomodar las maletas y bolsos. No era nada cómodo para las largas piernas del lobito, pero tenía la promesa de ser relevado de vez en cuando.

Con los puestos del piloto y el copiloto no hubo posibilidad de discusión. Desde que Eric abrió las puertas y se ubicó detrás del volante, Hye tomó el otro asiento y nada de lo que dijeran los demás le valió ni media bolsa de bio sangre. Hizo valer su posición de príncipe heredero.

Después de dos horas de carretera, dejaron atrás el ruido de los barcos, el bullicio de un mercado que no dormía y el olor a mar. Los sonidos fueron apagándose y dándole paso al silencio que venía acompañando a la oscuridad. Los faros funcionaron bien. Hasta ahora el noble clásico les había dado muestras de que merecía una oportunidad.

Hye bajó la ventanilla. El olor del perfume de Minwoo lo traía mareado. Se lo acababa de colocar y por eso el aroma estaba intenso. Los inmortales le pidieron que no lo usara, por el reducido espacio, pero se negó sin dar derecho a discusión. Solo les tocaba esperar a que disminuyera.

El rubio sacó un poco la cabeza y permitió que la brisa le desordenara el cabello. Sintió de inmediato el olor a bosque, a madera fresca y también añeja. Aromas que habían permanecido en el mismo lugar desde tiempos remotos: roble, pino, caoba, cedro. Pero también fresno, sauce, abedul y otros tantos más. Una armoniosa mezcla de árboles de hojas perennes con los de hojas caducas, que cambiaban con la estación del año. Y por supuesto no podía faltar el árbol del amor: una leguminosa con flores de color rosado que se agrupaban en ramilletes, como el bouquet de una novia. Extrañamente también recibía el nombre de "árbol de Judas". La razón de ese nombre se había perdido con el tiempo.


La siesta de la tarde les había caído bien. Sus ánimos estaban activos, al menos los de Andy y Jinnie que no dejaban de parlotear. Minwoo llevaba sus ojos pegados a la ventana y Dongwan se tomaba selfie con su dispositivo de comunicación. Hye había cerrado de nuevo la ventana y ahora peleaba con un aparato de forma rectangular que estaba incrustado en el tablero del vehículo y que le habían dicho que podía tocar música. Eric, con los ojos fijos en el camino, sostenía la respiración cada vez que el rubio rozaba su pierna, por casualidad, intentando hacer que el aparato funcionara.

El Hijo Oscuridad y el Hijo LunaWhere stories live. Discover now