Capítulo 14. Placer Culposo.

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Feliz Navidad!!!!Espero que hayan pasado una NocheBuena feliz y una Navidad llena de paz y alegría

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Feliz Navidad!!!!
Espero que hayan pasado una NocheBuena feliz y una Navidad llena de paz y alegría.

No podía dejar pasar este día y colocarles está hermosa foto de los chicos.

Espero que disfruten el capítulo de hoy.

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Jinnie percibió algo extraño en el ambiente. Despegó la mirada del dispositivo electrónico en el que había estado jugando con Andy y la dirigió hacia el sofá. Se levantó con brusquedad al ver que Dongwan se había despertado y tenía a Minwoo atrapado entre garras muy afiladas.

Andy miró al lobito, sorprendido por su sobresalto. El joven se puso de pie de inmediato al ver la situación, no sabía qué estaba pasando entre esos dos, pero se sentía extraño.

-¿Min, está todo bien? -preguntó el lobo menor acercándose con cuidado. La apariencia de Dongwan no era normal.

Minwoo no podía hablar, su boca estaba llena de Bio Sangre. No debía tragarla y escupirla no parecía prudente en ese momento. Tampoco se podía mover, sentía las afiladas uñas del vampiro presionando su nuca. La otra mano de Dongwan sujetaba fuerte su espalda; si hacía algún intento de escape, se apuñalaría con la garras él mismo.

Jinnie caminó despacio hacia ellos, pero Min levantó una mano y le indico que se detuviera. El aura que despedía Dongwan era oscura y peligrosa, si se alteraba podría dañarlos a todos. El mortal mayor le hizo señas al lobito para que saliera y se llevara a Andy con él. Su verdadera preocupación eran ellos dos.

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La brisa helada del amanecer batía fuerte contra ellos, pero no la sentían. El calor que despedían sus cuerpos era capaz de hacer llorar al iceberg más alto.

Sus labios se sorbían, sus lenguas se rozaban y hasta sus colmillos, que por la excitación del momento estaban expuestos, hacían pequeñas laceraciones en sus bocas.

Ese no era un beso común. No como los roces suaves e inexpertos que se dieron siendo adolescentes. Era como la furia de una tempestad, la alucinante caída de una cascada y, al mismo tiempo, el suave rumor de un río. Todo eso y más, era el beso de dos seres que llevaban cientos de años odiándose y deseándose con la misma locura.

Las manos del lobo entraron por el grueso suéter del vampiro y rozaron la piel de su espalda. Pero no sé percató que sus garras también estaban expuestas y no pudo evitar arañarlo.

Hye soltó un pequeño gemido dentro de la boca de Eric, esa clase de dolor le producía placer. En ese momento poco le importaba si el lobo le destrozaba la espalda, en su arrebato por hacerlo suyo. Separó su labios de los de él y con besos cortos y húmedos atacó su cuello. Sus colmillos ansiaban aquella vena palpitante que se le exhibía, excitada.

El Hijo Oscuridad y el Hijo LunaWhere stories live. Discover now