• C A P Í T U L O 1 0 •

48 10 12
                                    

Presente:

Narra Mía

Las emociones por las que estaba atravesando en el último tiempo eran demasiado fuertes. Pero el hecho de descubrir todos los secretos y engaños que mantenían unidos a Dave y Sophie, me destrozaban el corazón.

Luego de lo descubierto en el automóvil de Sophie, comencé a sentirme desganada y en el fondo de un gran túnel oscuro.

Cameron era el único que me entendía, el que me ayudaba a levantarme y darme motivos para salir de la cama. Porque él sacaba fuerzas de lo interior de su cuerpo, para continuar su vida y descubrir todo lo que escondía está historia de engaño.
Porque necesitaba encontrar a Sophie para escuchar de su propia boca la verdad. Entonces lo único que me motivaba era ayudarlo.

Pero en estos días difíciles no había podido evitar recaer en mi mayor tentación.

- Mía, hace mucho tiempo que no te veo por aquí -exclamó una mujer interrumpiendo-¿Cómo está mi buena compañera de juego?

- Hola Aria, aquí estamos... Esperando que la suerte esté de mi lado -comenté evitando dar muchos detalles de mi estado.

-¿Quieres que te invite un trago y me cuentas cómo anda tu vida? Debemos ponernos al día -preguntó sentándose en la máquina tragamonedas de mi lado.

- De acuerdo -respondí, lo único que me gustaba de la idea era hundir mis penas en alcohol.

Aria era una mujer morocha de mi edad, con la cual me había hecho amiga en el casino. Mi gran secreto era la gran adicción que tenía por el juego. Y nadie de mi entorno lo sabía.

Cada vez que algo andaba mal en mi vida, curaba mi angustia apostando mi dinero.

- Juro que no puedo creer todo lo que me cuentas -exclamó Aria atónita luego de contarle todo lo que atormentaba mi vida.

- Parece la trama de una película, pero es mi realidad -dije con mis ojos cristalizados.

Cuando mi teléfono móvil empezó a sonar. Era Cameron. No era el momento adecuado para atenderlo.

- Quizá no tendría que haber preguntado.

- No hay problema, aunque es difícil ya estoy aceptando todo lo que me sucede. ¿Tú cómo estás?

- Todo bien. Aunque un poco preocupada por mi hijo, hace varios días que no responde mis llamados- explicó, ella tenía un varón de casi treinta años.

- Los hombres suelen ser así. Recuerdo que mi primo hacía lo mismo.

- Pero Caleb no era así, no sé qué le ha sucedido en el último tiempo.

- Bueno ahora invito yo los tragos... Debemos ahogar nuestras penas- exclamé.

- Acepto el trago, pero vamos a quitar aquellas penas jugando un rato -dijo colocando dinero en su tragamonedas.

Sentí como las horas del día iban pasando lentamente y mi dinero iba desapareciendo sin recomponerse de la misma manera.
Varios tragos se habían subido a mi mente ya necesitaba regresar a casa, pero en este estado no podía conducir. Ni tampoco quería que Julie me vea así.

• El otro lado de la Verdad •Where stories live. Discover now