• C A P Í T U L O 9 •

45 12 14
                                    

Presente:

Narra Cameron


-¿Esto lo reconoces?- preguntó Mía con unas llaves en su mano.

Nos encontrábamos revisando el automóvil de Sophie en la casa de Zack. Parecía una escena de película policial. Ambos con nuestras linternas encendidas buscando alguna pista que nos ayude a descubrir el paradero de mi esposa. Y también a recomponer lo que sucedió el día del accidente.

- No tengo idea de dónde son -respondí, aunque observé algo que podía darnos indicios de dónde provenía -¿Qué dice el llavero?

- "El rincón de la esperanza" y tiene el número uno -leyó- ¿Sabés dónde es?

- No, pero guárdalas en tu bolso -dije- más tarde lo averiguaremos.

- Realmente este automóvil necesita un lavado -exclamó Mía, conociendo su obsesión por el orden era obvio que lo iba a decir- No quiero saber qué esconderá esta guantera.

- No saldrá ningún insecto, Mía -dije mientras revisaba el baúl- Conozco a Sophie y no guardaba comida allí.

- De acuerdo- respondió y escuché cómo quitó la traba- Papeles y más papeles de pacientes. Esto no es muy profesional, debería tenerlos en una libreta -decia indignada-Aguarda...-exclamó.

-¿Qué sucede? -dudé.

- No es posible.

-¿Qué has encontrado?- pregunté cuando un llanto desconsolado inundó el silencio del lugar-¿Qué te sucede, Mía?

- Son dos malditos canallas-comenzó a chillar con lágrimas brotando de sus ojos.
- Eh tranquila -susurré cerca de ella intentando consolarla- ¿Qué guardaba allí?-pregunté mientras la abrazaba para calmar su llanto.

- Son dos... pasajes de avión, Cameron-dijo de forma entrecortada a raíz de su estado- Uno a nombre de Sophie y el otro a nombre de Dave.

-¿Cómo?- pregunté atónito. Mi corazón nuevamente se había detenido. Su llanto cada vez aumentaba la potencia-Tranquila, por favor... Te hará mal.

- Son dos pasajes de avión... Iban a viajar
- ¿Cómo dos pasajes? No es posible, déjame verlos- los tomé en mis manos.

Mis ojos no podían creer lo que veían, la historia de ellos dos era mucho más grande que lo que pensaba. Mis ojos también se cristalizaron.

- Planeaban viajar juntos al Caribe... Mirá la fecha... Son dos hipócritas

- Son de la semana siguiente al accidente-respondí leyendo, el llanto desgarrador de Mía aumentó- No han podido viajar.

- Esto es una locura... ¿Cómo se iban a ir juntos?-dudó entre lágrimas- ¿Qué nos iban a decir a nosotros?¿Qué les dirían a sus hijos? ¿Que se irían a una playa con sus amantes? -dijo entre lágrimas, sólo podía abrazarla para aliviar el dolor de la situación- Juro que volveré al hospital y lo mataré.

- Tranquila Mía... Por algo el destino ha evitado que viajen.

- No tolero el dolor, Cam -dijo mirándome a los ojos- Lo amaba demasiado...

- Créeme que yo tampoco lo tolero. No hay nadie que te entienda mejor que yo -la consolé, y me abrazó.

Luego de algunos segundos sumergidos en aquel abrazo, algunos ruidos lejanos irrumpieron el silencio.

- Creo que es mejor que nos vayamos, o volverá Zack -exclamó.

-¿Volvemos al hotel? -pregunté y Mía asintió.
.
.
.
.

• El otro lado de la Verdad •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora