-Alto allí.- Detuviste tu acción y giraste el rostro, mirando por sobre el hombro como Levi te observaba desde su caballo, mirándote de forma extraña mientras tú acomodabas a Snow White para enfrentarlo. -Estás olvidando algo.-

¿Algo? Frunciste ligeramente el ceño sin comprenderlo por un segundo, mas luego recordaste lo que podría ser ese algo, tus mejillas tomando un suave color mientras él se acercaba en su caballo hasta quedarse a tu lado. ¿Que clase de monstruo habías creado esa tarde, unos meses atrás? Bajito, procurando que nadie estuviese prestando atención a lo que decías, hiciste aquello que habías olvidado según él. 

-... T-Te amo...

No sonrió, su expresión no cambio ni un poco, pero pudiste ver como las nubes grises en sus ojos se derretían y aclaraban al escucharte, complacido por un minuto que te resultó vergonzoso. 

-Ya vete, idiota. Esos cerdos te esperan.- Fue su "amable" respuesta, regresando la vista al frente y espoleando su caballo para hacerlo moverse, dejándote plantada en mitad de la calle.

Tú le frunciste el ceño, irritada. ¿Por qué tenía que ser tan... Enano bastardo? Aguantándote un par de palabrotas suspiraste y también espoleaste tu caballo, moviéndolo en dirección a donde estaría tu escuadrón entre la multitud de soldados. Observaste en algún momento también al nuevo Escuadrón de Operaciones Especiales y al Escuadrón de Investigaciones y saludaste con una mano a tus antiguos compañeros, mas te detuviste solo al ubicar a un grupo de cuatro jóvenes, aparentando todos unos veinte y tantos años, mucho mayores que tu. Hablaban entre ellos tranquilamente, no era su primera expedición como soldados pero si la segunda bajo tu mando. Aun así no eran para nada un mal equipo. A pesar de llevar tan solo desde Enero conociéndose, ellos eran capaces de confiar en ti y tú en ellos, y eso definitivamente era importante.

-Espero que hayan traído otros pantalones limpios.- Los cuatro se giraron al escucharte, tensándose antes de sonreírte, nerviosos.

-¡No diga esas cosas, Taichō! Ya no somos novatos.- Pidió uno de ellos, sonriendo bromista. En realidad era dos años mayor que tu. -Hoy patearemos algunos culos titánicos como usted y Levi-Heichō nos enseñaron.-

Tu les sonreíste de regreso y te posicionaste ante ellos, mirando como la puerta del muro Rose se abría ante ustedes lentamente. No era la primera vez, pero tal vez sería la ultima para muchos de los que estaban a tu alrededor... Incluso para ti.

-Solo les pido que sobrevivan...- Respondiste, y por un segundo una fibra sensible en tu pecho se removió, obscureciendo tu mirada mientras sentías el grito de "En Marcha" de Erwin Smith retumbar en tu cuerpo, afilando la mirada. De nuevo tendrías que enfrentarte a los rostros desfigurados de aquellas muertes ambulantes que ustedes llamaban "Titanes"... -... Y recuerden que esos malditos pueden saltar.-

No sabías cuantas otras cosas podían hacer hasta ese día. El día en que la humanidad fue atacada de nuevo, pero que gracias a la aparición milagrosa de un titán que cargó un gran peso a sus espaldas como ese tal "Atlas" de las fabulas... La humanidad pudo comenzar su contrataque.


  ❄  


"Un soldado que puede... Convertirse en titán..."

De habértelo contado otra persona en verdad te hubieses partido de risa, pero la expresión de Levi al decirte esas palabras no había sido en son de broma, menos cuando te dijo que estarían peleando por la custodia de ese mismo personaje en la corte en contra de la Policía Militar. Hablaba en serio... El ser del que te contaba en verdad existía y tú no pudiste evitar pensar que era, efectivamente, un monstruo.

Roulette Of MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora