Emma miraba entretenida como Yuugo y Ray peleaban entre si, ya se había escapado varias veces de la cama ese día.
Ya se cumplan dos semanas que ella había abierto los ojos después del accidente con con el archiduque Lewwis y nadie del refugio estaba a favor que ella caminara; todavía... Pero la terquedad de la pelirroja era el problema de aquella discusión, Ray no le permitía caminar y Yuugo estaba ahí para intentar que ella por fin salga y bueno todos los que estaban en el refugio escuchaban la pelea de los dos.
La había encerrado de todo tipo de manera para que Emma no salga, pero ella había aprendido algo por Yuugo, a saber escapar de la habitación cuando la cerraban con alguna cuerda que estaba atada a la otra puerta, y si la ataban a la cama se lograba desatar pero como aún la herida estaba abierta y se estaba cerrando correctamente no querían hacerle ningún tipo de fuerza, pero estaba la amenaza de Ray que la iba a atar a la cama si lo seguía haciendo.
Los ojos verdes de la chica vieron suspirar a Yuugo quien se había apretado el tabique nasal manteniendo su paciencia
—Escucha mocoso, Emma puede...
Ray nego con su cabeza —Ya te dije que no. Aún su cuerpo sigue débil. — rectifico el azabache —hace dos semanas abrió sus ojos es un milagro que siga viva, no puedes forzarla a caminar ahora —
Yuugo casi se ríe delante del chico, era cierto era un milagro que haya vivido, pero nadie podía impedir que ella camine por el refugio —Y hace tres días que está intentando caminar. —aseguro el mayor al ver cómo aún la cara del menor no cambiaba —Dejala...
—No lo haré, ella debe seguir-...
—Y seguimos con lo mismo — lo interrumpió Yuugo al verlo —Quizas cuando salgas de excursión deje salir a la Antena...
—¡Sobre mi cadáver!— grito este al escuchar la risa de su familia, incluyendo la de Emma, el azabache habia echado a todos de la habitación y amenazó con la mirada a Emma quien hizo un mohin, apartando su vista y él solo cerró la puerta suspirando, si la cerraba con llave ella seguramente la iba a abrir o si la atrancaba iba a ser lo mismo.
Ray tan solo fue llamado por sus hermanos quienes querían estar con el al costo de un poco de tiempo, para que les lea algo o que le cuente de alguna excursión con Violeta.
Por otra parte Emma aún estaba sentada en la cama, mirando aquella habitación, ya le habían traído la comida y por algunas peticiones de varios de Goldy Pond's le habían traído libros o cosas para hacer o arreglar; claramente por el aburrimiento de la chica, algunos libros fueron elegidos por Ray, otros por Anna y la mayoría por los niños más pequeños que los cuales querían que Emma les leyera.
Ella suspiro y solo se movió un poco al abrir un cajón de la mesita de luz y sacar una lana de color negra junto con una aguja de tejer.
Solo lo hacía un momento en la noche pero sabía que nadie iba a aparecer y si seguía saliendo Ray la cargaría nuevamente como bolsa de papas, pero iba a esperar un poco para que se calmara el ambiente de todo el refugio para intentar salir de nuevo, en un momento sintió un golpeteo leve en la por puerta, alarmandola en el instante
—¿Puedo pasar Emma?— la voz de Gilda se escuchó haciendo que la pelirroja solo se calmara
—Claro —aseguro al momento viendo cómo la peliverde aparecía con un moreno
Don había sonreído —¿Aún con eso?— pregunto en un momento intentando molestar a Emma
Emma asintió sonriendo tranquila sin apartar la vista de su trabajo —Lo tengo que terminar aún... —aseguro
—Aun no me creo que Ray te haya traído mucha lana...— hablo al rascarse la cabeza al escuchar la leve carcajada de Gilda
Gilda tocó sus lentes antes de verlo a Don —¿Que tiene que traiga lana? Es muy efectiva a la larga. —aseguro la peliverde al verlo con cierto enojo —¿Cómo crees que lo suter de lana se hacen? ¿Nunca viste a mamá tejiendo?
