🌺Capítulo veintiuno🌺

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Las tortugas nadan en tranquilidad, y otras descansan en el fondo del estanque, el agua está limpia y su bello reflejo de azul cambia la tonalidad del lugar. Ella mira a los animales, su mirada refleja paz y calma, su piel se ve tan hermosa con ese reflejo azul, sus ojos brillan con intensidad y su sonrisa ilumina más que nunca.

—Este lugar es hermoso —dice, pero, su voz es tan pausada, como si estuviese sedada.

—Si, precioso —le respondo, mirando sus ojos. La tomo de la mano y ella se sobresalta, pero rápidamente sonríe y se voltea para quedar frente a mí.

—Me debes una historia —habla.

—Verás, cuando yo tenía 13 años, vine por primera vez solo a este lugar. y casualmente, siempre que venía me encontraba a un señor en aquella banca —señalo la banca que se encuentra al fondo, junto a un bote de basura reciclable—. Aquel día me armé de valor y le pregunté porque siempre estaba aquí. Él me respondió con una sonrisa que esperaba a alguien, pero que quizás esa persona tardaría en llegar. Pasaban las semanas y de un momento a otro, todas las tardes venía a acompañar al señor, Miguel, ese era su nombre. Un día, un muy extraño día, cuando llegué lo vi llorando. Me preocupé y me acerqué rápidamente. Él me contó que hacia muchos años, el amor de su vida y él habían hecho una promesa —el recuerdo me invade y no puedo evitar sonreír—. Trataba sobre que se tenían que separar, ella se mudaría a otra ciudad y Miguel por no tener dinero, no podrían verse de nuevo. Él estaba enfermo, le quedaba poco tiempo y solo quería ver a su amada una ultima vez. De pronto se quedó de pierda. Sus ojos se abrieron como platos y una sonrisa se instaló en sus labios. Al voltearme no podía creer lo que veía. Te juro que parecía una historia, una de las mas cursis que te podrás imaginar. Mi abuela estaba en la entrada, y al ver el rostro de ambos. Supe que ella era la mujer de su vida y que él era el hombre del que ella siempre me habló. Lamentablemente, mi abuela se había casado por obligación de sus padres cuando se mudó y nunca pudo volver con Miguel. Ellos pasaron un mes juntos, salían al cine o a tomar helado, incluso tenían paseos nocturnos por el parque. Hasta que el corazón de Miguel falló, dio su último latido viendo a la mujer que de verdad amaba, él nunca tuvo hijos, ni familia. Su corazón le pertenecía solo a mi abuela. Ella murió dos años después, y estoy seguro que estén donde estén, estarán juntos para siempre. Con esa historia comprendí que el amor es solo uno y que, si de verdad deseamos algo, debemos tener esperanza y paciencia. Ellos me enseñaron eso —termino de narrar y al verla, al percatarme en sus ojos, llenos de lágrimas que hacen que ese bello azul diamante resalte, sonrío. Estaba seguro de que esa sería su reacción. No es que me guste verla llorar. Pero es que su manera de reaccionar, que sienta tanto amor por las cosas y personas que ama, tanta empatía por los demás o por una historia.

—Es realmente hermoso, Esteban —habla limpiando la lagrima que corre por su mejilla— el amor es más que palabras bonitas o promesas. Y sin duda Miguel lo sabía. Tu abuela fue una mujer increíblemente afortunada.

Muevo la cabeza confirmando sus palabras. Me armo de valor y tomo su mano. Ella no me la niega y sonríe de esa manera tan especial.

—¿Quieres dar un paseo antes de irnos?

—Me encanta la idea.

(***)

—…vale, eso es fantástico —mi mejor amigo palmea mi hombro mientras juega con su hija a las Barbies— creo que es un gran paso.

—Si, yo también lo creo. Sabes, ambos tenemos un concepto del amor eterno y creo que ambos queremos confirmar antes de dar el siguiente paso —el sonido de una notificación de mi celular hace que lo saque de mi bolsillo y sonría como idiota.

—Y por esas mejillas rojas, intuyo que el mensaje es de Evelyn —le muestro la pantalla y al leer él también sonríe— esa mujer es única.

La vendedora de flores:
Mi diario tiene tu nombre entre corazones. ¿Será una señal?

Junto a una fotografía de ella dibujando los corazones con un rojo brillante. Sus ojos están abiertos de una manera especial y se puede notar un poco de rímel en ellos acompañados de un ligero delineado, y su cabello se encuentra recogido en una coleta despeinada dejando que varios mechones caigan.

Guardo mi celular al escuchar el sonido de la puerta siendo golpeada y al dar mi autorización, Alicia y Andy entran en la oficina.

—¡Hola! —me acerco a mi amiga y la abrazo con fuerza, pero sin lastimarla— no te esperaba. Creí que nos veríamos en la consulta.

Si, es que Andy me avisó en la mañana que iríamos a una consulta, la consulta de su pancita. Y por supuesto que no me la perderé.

—Perdón. Pero Alicia me pidió que le trajera unas cosas de casa.

—Si, es la estadística que se me había olvidado. Espero que tu reporte esté listo —madre santísima. El reporte de fin de mes. El mismo que debía hacer terminar ayer. Porque a causa de mi cumpleaños y de la fiesta de aniversario sería expuesto hoy junto a los demás inversionistas. Oh no.

—Bueno la verdad es que….

La mirada asesina de mi secretaria no me deja terminar y al mirar a mi mejor amigo, el solo me mira con temor y poniendo una mano sobre mi hombre veo que dirá algo.

—Corre —y si que le hago caso. Corro por toda la oficina con una muy molesta Alicia que solo desea aniquilarme.

—Mira que te lo recordé, Esteban Fox. Te lo dije, incluso le dije a Eve que te lo recordara. Te voy a matar.

Y justo ahora, comprendo las últimas palabras de Eve; debes terminar tu trabajo. Pero claro, justo en eso momento la abracé y bueno… no le presté mucha atención. Dios, esa mujer me tiene mal. Debo centrarme en mi trabajo o Alicia se encargará de hacer que mi padre me despida. Porque sé que es capaz de hacerlo. Por otro lado, la pequeña Carla, sigue jugando feliz con sus muñecas mientras mira al resto de adultos se ríe, la niña es inteligente. Sabe que quieren matar al tío Ban.

—Oye Andy, no creo que pueda ir a la consulta. Yo, lo siento... —no puedo seguir hablando al ver su rostro. Está dolida, y se que no quiere ir sola a esa consulta. Tiene miedo.

En la vida debemos tener prioridades, y no perder la cabeza como en el amor. Justo como me está pasando, y sino terminé el informe es mi problema. Ella ni el bebé tienen la culpa de nada. Mis facciones se relajan y camino hasta ella para tomar sus manos, su mirada se abre y me mira con asombro. Sin entender nada.

—Lo siento, te prometí que iría a esa consulta contigo y eso haré. Ya veré como resulevo los demás problemas.

—Yo… yo no quiero causar proble…

—Nada de problemas. Eres mi mejor amiga y ese de ahí —toco su pancita— es mi bebé. Te lo dije, te ayudaré en todo, seré responsable. Y no dejaré que ni mi trabajo ni mi floreciente relación con Evelyn me separen de ustedes. Ahora mismo, mi deber es con ambos…

—Si, si. Muy bonito todo pero ¿Cómo haremos el reporte? Esteban, es el ultimo reporte del mes, ya la semana que viene todos salen de vacaciones para los preparativos antes de la celebración.

—Y aquí es donde entre mi dato número dos —saco mi celular y junto a todos para tomar una foto. Se la envío a Eve con el mensaje;

Yo:
Segundo dato sobre mí. nunca defraudo a nadie que me importa.

La vendedora de flores (Resubiendo)Where stories live. Discover now