🌺Capítulo veinte 🌺

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Especial #2

Está esperando un bebé con otra mujer. Es que no lo puedo creer. Pero, como pude ser tan idiota. Siento el corazón quebrarse y lo escucho decirme que se irá dentro de una caja de cristal por un tiempo. Me duele, le duele, nos duele.

—Ahora regreso, Hanna —le digo a mi amiga, tragándome mis lágrimas. Ella asiente sin prestarme mucha atención lo cual en realidad agradezco. Dejo a Fer sobre su cama y salgo de casa. Sin celular, sin nada. Solamente unos billetes para el taxi. Cuando salgo a la calle, lo único que veo en los televisores es sus rostros felices porque tendrán un bebé. Es malditamente insoportable. No soy de las personas que están adaptadas a soltar maldiciones, pero digamos que, en ciertos momentos de mi vida, un demonio se apodera de mi alma.

Odio esto, para una vez que decido entregar mi corazón y me pasa esto. Debe ser una señal, nunca conseguiré marido, me volveré una ermitaña que tiene 30 gatos y cuida de su jardín, con el cabello hecho un desastre y la horrible ropa toda holgada que se usa en tres días consecutivos. Pediré limosna a los extranjeros y cada vez que vea a ese bebé siendo un niño o niña sumamente feliz con sus padres, diré maldiciones por quitarme la felicidad.

(***)

La soledad sin duda es más increíble de lo que esperaba, llevo tres días aquí, entre flores y mucho té. Las horas pasan y en mi mente solo están los consejos de mi madrina. Incluso las charlas con mamá y papá. Y todas esas personas que tanto amo. Y de alguna manera, él siempre se cuela en todas. Debería dejarme en paz y ser feliz con su familia. Disfrutar a su madre y esperar a que pueda conocer a su nieta o nieto. Pero no, aquí está, atormentándome con la idea de que será padre del hijo de una actriz. ¿Ustedes creen que exagero? Si dicen que si, juro que los atormentaré a ustedes también.

—¿Evelyn? —me paro en seco al ver a la chica. Miranda López justo en frente de mí. Una actriz increíble, y por supuesto, la madre del bebé de Ban. En realdad es mucho más guapa de lo que se ve en la tele. Pero por supuesto, no lo diré en voz alta.

—¿Sí? adelante por favor —le indico que entre.

Que de alguna manera yo sea infeliz por su causa, no quita que sea una mujer maleducada y no la invite a entrar. Ella asiente y camina hasta mí. En un movimiento inesperado, ella me abraza y me quedo paralizada. ¿Por qué hace esto? Maldita sea, intento odiarte, no puedes hacer cosas como estas. Me pones el trabajo difícil.

—Gracias a Dios que te encontramos, Evelyn. Nos tenías muy preocupados, sobre todo a Esteban y a tu padre — ¿papá está aquí?— debes volver —mi corazón da un brinco al escuchar el nombre de Esteban, pero le indico que se quede tranquilito en su caja de cristal. 

—Señorita Miranda, escuche es muy amable de su parte venir hasta aquí, pero no volveré…

—Mi hijo no es de Esteban —suelta de golpe y hace que guarde silencio. La invito a sentarse ambas lo hacemos—. Escucha, quiero contarte algo —respira profundamente y me mira a los ojos—. Cuando era pequeña, solía ser maltratada por mis padres, de manera física y mentalmente. En el instituto por poco me violan de no ser por el verdadero padre de mi bebé, después de eso nos separamos y nos reencontramos en una de mis grabaciones. Éramos muy unidos, nos amábamos. Pero él estaba en malos pasos con las personas incorrectas —una lagrima rueda por su mejilla, y el corazón se me estruja de modo que tomo sus manos, en una señal de ánimos—. Un día, descubrí que estaba embarazada. Esa misma noche se lo quise contar a mi prometido —ella me muestra el anillo y su llanto se intensifica— pero la policía llegó a casa y se lo llevaron por drogas y venta de órganos. Él no tenía idea de nada, y todo fue por una deuda— me vuelve a mostrar la gema que reluce en su dedo— esas personas lo amenazaron con hacerme daño si decía algo y por eso huí. Además, si se enteran de que mi bebé es de él quien sabe lo que pueda ocurrirnos. Esteban se ofreció a ayudarme para podernos proteger…

—Miranda, es muy triste todo lo que me cuentas y me alegra que Esteban te ayude. Eso demuestra lo gran amigo que es pero… ¿Qué tiene eso que ver conmigo? —pregunto inquieta. No entiendo nada. Y eso es algo muy personal como para que me lo esté contando.

Ella sonríe y ahora es ella quien toma mi mano—. Esteban está enamorado de ti. Pero es tan idiota que no se da cuenta por si solo. Debes ayudarlo. Es más, debes declararte. Estamos en una época en que las mujeres podemos hacer cualquier cosa… —habla la rubia con orgullo y me hace mover la cabeza asintiendo. Debo decir que sus palabras hacen un estrago en mi corazón, quien sale de su caja sin miedo a nada y dispuesto a todo.

—En eso tienes razón —le sonrío— de hecho, tienes toda la razón —hablo un poco mas decidida. 

—Ahora le voy a decir que entre. Ese hombre debe estar como, loco allá afuera—abro los ojos hasta los extremos y ella se carcajea—no pensabas que no te buscaría verdad. Está allá afuera, y estoy seguro de que se muere por abrazarte. Y Eve, un consejo. Hazte la difícil.

Sonreímos con picardía y ella sale de mi pequeña casa. El corazón me vuelve a latir y miles de sentimientos nuevos afloran. Las mariposas me dicen que si puedo tener un futuro junto al chico de las flores. Que luche, porque para tener las cosas que deseamos debemos luchar, el destino no lo hará solo. Y como decía mi madrina: el amor mas bonito es aquel que, sin importar las dificultades, ambos luchan por lograrlo. Y esto no es más que un mal entendido. Aquí la lucha apenas comienza.

La vendedora de flores (Resubiendo)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora