🌺Capítulo dieciocho🌺

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20 de mayo, y faltan cuatro días para mi cumpleaños. ¿Qué cuantos cumplo? 33 años. Ya sé, envejezco, pero sigo estando bueno. Que conste.

—Deja de hablar tonterías —me regaña ¿adivinen? Alicia. La miro sorprendido y me doy cuenta que todo lo que “pensé” lo dije en voz alta.

—No deberías prestarme tanta atención cuando balbuceo —digo haciendo puchero.

—¿Estas de broma? —se ríe— así me entero de las mejores cosas.

—Pobre Ernesto —me apiado de mi amigo y ella me pega en el hombro.

—A mi osito lo trato como un rey —me carcajeo hasta que caigo en algo.

—Espera ¿osito? —su rostro es todo un poema, y mis carcajadas salen mucho mas sonoras que antes. A tal punto de que mi estomago empieza a doler.

—Eres un idiota que lo sepas. Por cierto ¿Cómo va todo con Andy y Eve?

Suspiro, en realidad todo va bien. Ellas de alguna manera- muy extraña para mí- han logrado llevarse bien a tal punto de que Eve será quien la acompañe a la ecografía de esta tarde ya que yo tengo trabajo y la rubia no quiere ir sola. Por otro lado, Hanna se siente celosa porque dice que Miranda le roba a su mejor amiga. Lo cual me parece gracioso ya que son mejores amigas desde hace poco mas de un mes.

—Todo bien, esta tarde irán a… — me veo interrumpido por una de las secretarias de la primera planta, quien después de pedir autorización entra en mi oficina con un ramo de flores, el cual supongo que es para Alicia. Pero ella me lo entrega directamente a mí y abro los ojos como plato. Y es que… conozco estos arreglos.

—¿Evelyn? —asiento. Me sorprendo, me quedo boquiabierto. De verdad ella me mando un ramo de flores. ¿Lo de conquistarme es en serio? Pero si no puede gustarme mas esta mujer. Eso sería ilegal— esa chica me sorprende más cada vez.

—Y a mí —mi voz sale entrecortada porque de verdad, estoy asombrado— ¡Me mandó flores!

(***)

—¡Presta atención! —me grita la pelirroja por milésima vez, pero no le hago caso. En lugar de eso sigo suspirando a mis flores como adolescente enamorado—. Esteban, créeme que a mí también me gusta que ella sea, bueno… tan ella. Pero debes prestar atención.

—Lo sé y lo siento, pero en realidad me gustaron mucho las flores.

—Te gusta ella, cabeza de bruto. Te mueres por ella desde la primera vez que le compraste un ramo de flores ¡Date cuenta de una vez! —si, quizás ella tenga razón. Pero ¿y si no es así?—. Escucha. Debes decirle, debes hablar con ella y decirle sobre lo que sientes.

—Pero…

—Pero nada, Esteban —me recrimina y me lanza la mirada del diablo que suele dar antes de salirse con la suya.

—¿Te parece que la lleve a cenar esta noche? —pregunto dudoso y ella asiente entregándome mi celular. Suspiro, rendido ante la insistencia de esta mujer y le hago caso, por milésima vez en mi vida. Pobre de Ernesto, Dios se apiade de él.

Agarro el celular y abro el chat de la pelinegra para preguntarle si en la noche estará disponible, ella me dice que si casi al instante y sonrío. Para luego decirle que debe estar lista a las 8. La vendedora de flores me envía un emoji sonriendo y estando de acuerdo y salgo de la aplicación.

—Listo —miro a mi secretaria quien tiene una sonrisa de oreja a oreja. Mi celular suena nuevamente y es un mensaje de Evelyn—. Dice Eve que Fernando viene con nosotros. Hanna debe salir y la pobre no está adaptada a estar sola.

—Bueno, esperemos que en el restaurante vendan comida para hámster —ella se encoje de hombros y me saca de la oficina a empujones para planear todo.

(***)

Luego de mucho trabajo y dedicación, después de horas de planeación y concentración en cada detalle, la cita está preparada. Incluso llamé a Hanna para saber cuál es la comida favorita de Fer. ¿Saben que me dijo? Al animal le encantan las zanahorias y las nueces. Me encargué incluso del menú del animalito, ya que, según mi prima, ella elige sus alimentos. Rata fina y todo.

Veo mi reloj y ya casi es hora de irme. Así que bajo y me encuentro a mis padres viendo una película. Ayer mamá fue al hospital y el doctor dijo que estaba bastante bien y que será normal que olvide palabras básicas a partir de cualquier momento, o incluso que olvide donde deja las cosas. Mamá está perdiendo uno de sus súper poderes.

Además, la editorial me envió invitaciones para el lanzamiento del último libro que ayudé a corregir y demás. Y es que vamos a ver, que yo no les cuente todo no significa que no lo haga. Pero volviendo al tema principal, el libro es de romance, se llama “De negro a rosado” y básicamente trata sobre un amor por contrato, con un chico que en su niñez fue víctima de intento de abuso. Me atrapó rápidamente y la escritora realmente hizo un buen trabajo, aunque si bien, debe profundizar en algunas cosas se que en la nueva edición lo hará.

—Esteban —me llama mamá y palmea el lado vacío que se encuentra a su lado. Sonrío y me acerco a ella para sentarme— estas muy guapo, Miranda tiene suerte. No, ella no… es la chica, la otra…

—Evelyn mamita, se llama Evelyn —le respondo con ternura. Puede que parezca raro o deba enojarme con ella por confundirla. Pero no puedo, mi madre no merece esto que está pasando y lo pero… es que no hay nada que podamos hacer para ayudarla.

El reloj de mi celular suena, indicándome que debo irme. Beso su frente y la abrazo. Me despido de papá y salgo de la casa. Mi padre hace un estupendo trabajo, se ocupada de la casa, de la empresa y de mamá, creo que en serio. Ahora él es el super héroe.

Subo al coche y me pongo en dirección a la casa de la vendedora de flores. Aunque ella dice que es temporal. El camino es tranquilo, aquí en esta ciudad nunca pasa anda interesante. Casi todas las personas se conocen y los que no, viven en la zona podre de la ciudad.

Veo como las familias salen tranquilas y algunos jóvenes tienen helados en sus manos, supongo que o son amigos o están en citas, las señoras cuidan de sus nietos o mascotas y otras velan por el bienestar de sus jardines. Llego al edificio y la recepcionista me da las buenas noches como siempre. Subo en el ascensor hasta el piso correspondiente y camino un par de metros hasta quedar frente a la puerta de mi prima. Toco el timbre y segundos despues Hanna abre la puerta. Me invita a entrar y tomo asiento a la espera de la vendedora de flores. A quien veo salir del pasillo de las habitaciones y me quedo asombrado. Evelyn trae un vestido azul marino corto, con escote, uno que me da una perfecta vista de sus piernas y bueno… de su pecho. Su cabello negro está suelto con unas ondas y una tiara formada con este mismo y pequeños detallitos simulando diamantes. Sus ojos azules tienen un brillo increíble y sus manos llevan un pequeño bolso.

—Eres hermosa —es lo único que logro decir y escucho la risita de Hanna al fondo. Me giro a ella y veo como le guiña el ojo a la pelinegra— vamos.

Ella asiente y salimos de la casa. Vamos a nuestra primera cita oficial.

La vendedora de flores (Resubiendo)Where stories live. Discover now