🌺Capítulo ocho🌺

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Pasan las horas y la lluvia en lugar de cesar, cae con más fuerza de alguna manera enojada con la humanidad. Veo de reojo a Evelyn quien me mira preocupada la ventanilla del coche. Ya que nos encontramos dentro de este para protegernos de los fuertes vientos y la helada lluvia.

—¿Ocurre algo?

—Se suponía que llegaría temprano a casa y vería animados con Nick en lo que comíamos helado. Hoy es nuestra última noche juntos —su rostro preocupado me impulsa a poner mi mano sobre su mulso, e instantáneamente su cuerpo reacciona dando un pequeño salto.

—Lo lamento —es lo único que se me ocurre. Menuda idiotez.

—No es tu culpa. Mi padre estuvo preso por robo. Dos años por buena conducta. Salió hace poco más de un mes, el juez le otorgó la custodia de mi hermano al tener un trabajo y yo no tengo la condición económica como para poderlo cuidar. No se mudan lejos, es a las afueras de esta ciudad. Pero igual es doloroso. Además, tengo que buscar un lugar donde vivir porque mi tía me advirtió que al irse Nicholas me iría yo.

Su declaración me deja boquiabierto. Creo que ella en realidad lo que necesita es desahogarse y deshacerse de toda la carga que lleva. Veo una lagrima derramarse de sus preciosos ojos azules, ella la quita rápidamente, pero no lo suficiente.

—Dios que vergüenza, debo parecerte patética —una risa tonta sale de sus labios y la miro incrédulo ¿está loca?

—Claro que no. Al contrario de todo eso que piensas me pareces increíble. Mi madre dice que llorar es de valientes no de débiles —ella alza una ceja y frunce el ceño—. Según Regina, no todos son capaces de mostrar sus debilidades, o tan siquiera de aceptar la ayuda de otros y tú eres capaz de hacer ambas cosas, sin pareces una aprovechada o una débil. Lo haces lucir tan sencillo —hago silencio al ver el rojo de sus mejillas, sonrío y me acerco a ella para besar dicha zona dulcemente.

Ella mira nuevamente la calle y para sorpresa de ambos, a escampado un poco. Lo suficiente para llegar a casa sin problemas y Evelyn pueda pasar el día con su pequeño hermano. Se gira a mí con una enorme sonrisa en sus labios que conmueve mi corazón y enciendo el auto para ponernos en marcha.

(***)

Después de llegar, Evelyn agradeció por la salida y a mis padres por cuidar a Nick, los tres nos despedimos del pequeño y cuando me ofrecí a llevarlos, la vendedora de flores negó amablemente, según me dijo irán al cine y luego por un helado. En su mirada entendí que solo quiere pasar el mayor tiempo posible con su hermano.

Aún es temprano por lo que decido ir a la oficina y hacer un poco de papeleo, en dos semanas tendré que viajar y quiero que todo esté en orden. Al llegar a la empresa, Alicia se encuentra sumergida en su computadora, supongo que en verdad tengo trabajo atrasado.

—Hola —digo en voz baja, sabiendo la bronca que me espera.

—Miren quien apareció. Si es el jefe que deja de lado las juntas mensuales —abro la boca al recordar que efectivamente, falté a la junta, pero antes de responder ella se me adelanta—. ¿Te divertiste con Evelyn?

—Mucho.

—¡Era una pregunta retórica idiota! —exclama molesta. Se calma y frota sus sienes—. ¿Sabes qué? Olvídalo, ahora entraras a esa oficina y no saldrás hasta que todo esto esté en orden —me entrega una carpeta. Hago una mueca y levanto la mirada a ella.

—Se supone que el jefe soy yo. ¿Por qué me das ordenes? — ella me fulmina con la mirada y no digo mas nada. Solamente entro rápidamente en mi oficina y me pongo a trabajar, antes de que el demonio de mi secretaria salga.

Alicia es muy dulce, pero siempre consigue lo que quiere, a las buenas o… a las malas. Y por lo general, en la familia tenemos entendido que debe ser a las buenas y que no debemos hacerla enfadar. 

Me adentro en cada papel que tengo delante, juntas, contratos, facturas, quejas del personal en ¿economía? Eso llama mi atención y llamo a mi secretaria por el telefonillo. Ella unos cinco minutos después abre las puertas y se adentra con unos documentos que pedí con anterioridad. Estuvimos un par de horas resolviendo el problema, hasta que… algunos pagos no están yendo a los trabajadores, como debe ser. Le encargo a Alicia ocuparse de eso y ella asiente.

Una hora más tarde, al llegar a casa, veo a Evelyn con Nick y Hanna. Me preocupo y me acerco a ellos lo más rápido que puedo.

—¿Qué ocurre? —me dirijo a Hanna.

—La tía de los chicos los tiró a la calle —es lo único que dice, Evelyn se desmorona y con ayuda mía y de mi prima la ayudamos a entrar a casa junto con las maletas y Nick. Mis padres me dejaron una nota, mamá quiso salir y papá la llevó a una cita. Sonrío y me centro en el pequeño problema que tengo en manos.

—Papá llegará mañana temprano por Nick. Pero… yo no tengo donde dormir.

—Puedes quedarte aquí —me apresuro a decir y me arrepiento rápidamente de ello.

—Gracias, pero eso solo sería una solución temporal.

—Evelyn tiene razón —piensa Hanna unos segundos— pero, sin embargo, puedes irte a vivir conmigo.

La vendedora de flores y yo la miramos como si estuviese loca. En realidad, no me las imagino viviendo juntas. Hanna tiene una personalidad muy diferente a Evelyn. Quiero decir, es mi prima y la adoro, pero su espíritu aventurero, loco y fiestero no creo que se lleve bien con el de la pelinegra; calmado, sereno y de esos que a las 9:00 p.m. está durmiendo.

—Hanna no creo que…

—Patrañas —hace un movimiento con las manos quitándole importancia y luego corre a Eve para agarrarla del brazo— será perfecto. Podemos ser mejores amigas, salir juntas y además. Siempre quise una compañera de piso.

—No es una mala idea —responde Evelyn luego de pensarlo un poco y se gira a mi prima— pero yo te ayudo a pagar los gastos y la comida. Y no aceptaré un no como respuesta —dice al ver que Hanna tiene intenciones de protestar. Quien al momento vuelve a cerrar la boca y asiente no muy convencía.

Aunque me molesta -y no entiendo por qué-, acepto la decisión de Evelyn. Antes de irse las invito a tomar un aperitivo en el jardín ya que Nick se quedó profundamente dormido en el sofá.

El tiempo es relativo, si, pero el desgraciado pasa relativamente rápido cuando ella está conmigo y se tiene que ir. Porque sí, luego de los bocadillos, me ofrezco para llevar a las chicas y al pequeño a casa. Y de nuevo, el tiempo en el auto pasa demasiado rápido. Me despido y todo bien, pero ¿Qué creen? El hijo de su padre -el espacio- pasa super lento cuando me pongo en marcha en el viaje de retorno.

Entro por la puerta de casa, me ducho y bajo a cenar, mis padres hablan animadamente de su cita; fueron al cine y luego al parque donde papá le pidió a mamá que fuera su novia. Me despido de ellos cuando siento que el sueño no puede más conmigo y subo a mi habitación, para caer rápidamente en un profundo, profundo sueño.

La vendedora de flores (Resubiendo)Where stories live. Discover now