¡30 Días OTP, versión TomTord!

Día 22: ¡Guerra de agua!

Tord se recostó sobre el sillón rojo de aquella pequeña sala, quedando dormido con el  pasar de los minutos. Trato de ignorar el calor del verano, pero le resultaba imposible de cualquier modo.

Jadeo  con sueño, quitándose su abrigo y acomodandose en el sofá; pero salto de un susto cuando agua helada baño su cuerpo caliente, salto del sillón de pie, sintiendo el agua recorrerle cada zona alcanzable, con enojo volteo su cabeza, encontrando al causante que lo había mojado de pies a cabeza, —¡TOM CARAJO!— gruño molesto mientras escuchaba las carcajadas burlonas del británico.

—Oww, ni siquiera fue tanto— el también estaba mojado, sonrió con malicia mientras bajaba la manguera que habua utilizado para bañarlo.

—Vete al infierno— se retiró su remera gris, viendo de reojo el sonrojo notorio del pelinegro, —Te asesinare— salto de si lugar y comenzó a correr detrás de el sosteniendo en una de sus manos una botella de Smirnoff vacía, decidido a rompersela por la cabeza.

Los otros dos británicos miraban divertidos aquella escena, siendo víctimas de las carcajadas por la situación tan estupida de aquella pareja-enemigos, siendo ellos también únicos pero lindos juntos. Matt, quien observaba mientras jugaba con la manguera, observaba aquella escena con una sonrisa de felicidad, puesto que al fin y al cabo ambos jóvenes estaban jugando bajo el agua en aquel infernal verano, no como la última vez que terminó en que Tord enterró vivo a Tom en el patio trasero junto con Eduardo por haber perdido en una guerra de globos de agua.

El castaño se sentó a un costado de Matt, siendo bañado por la manguera que el contrario sostenía para refrescarse, sin retirar la mirada de los otros dos que correteaban alrededor de su casa.

Pero entonces, —¡TORD CUIDADO!— grito el de verde con fuerza, pero tarde pues el mencionado cayó de cara contra el suelo, siendo víctima de la risa burlona de Eduardo y su pandilla de mierda.

—Oh tío, debes tener más cuidado, gilipollas— río a carcajadas pesadas, mientras observaba como el rostro del nórdico permanecía en la tierra húmeda.

—¿¡Como puedes hacerle eso a Tord Eduardo!?— le grito Edd molesto, pues este había arrojado una piedra justo por donde el rojizo iba a pasar. Eduardo movió su mano restandole importancia al asunto.

Thomas camino hacia la separación de ambas casas, tomando de la camisa empapada de sudor del español para acercarlo a su rostro, —Jamas– hablo bajo, apretando su agarre, —Vuelvas...— el contrario borró su sonrisa al verlo de esa manera, tenebroso, —A dañar a Tord, juro que te asesinare— lo empujo con fuerza, haciendo que la pandilla completa corriera casa adentro, perdiéndose de aquella escena del británico.

Se agachó frente a Tord, levantando su cuerpo y recordándolo en su pecho, para así comenzar a mimar su cabello y revisar que no tenga ninguna herida grave, —No sucedió nada, ya esta— beso su frente llena de barro, el contrario río avergonzado.

Edd y Matt observaron todo aquello con la boca abierta, ¿desde cuando Tom puede llegar a ser tan agresivo por alguien?