Día 4: ¡de picnic/en el campo!

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Tord gruñó aburrido mientras daba vueltas en el asiento trasero del auto, habían estado manejando por unas buenas dos horas por un camino que era desconocido para este, pero según Tom debía de confiar en el. En el camino Tord podía ver animales y un hermoso pasto dorado que brillaba con el sol que alumbraba su camino, podía ver a algunos animales caminar entre el pasto alto y las mariposas volar hacia las flores, era un ambiente tranquilo y hermoso.

—Tom— Tord se inclino hacia el frente, encontrándose con el rostro de su amigo que estaba cubierto de granos, —¿Tu viejo sabe que estamos haciendo esto?— Tord apoyo su mejilla en su brazo derecho, sonriendo de manera radiante dejando que el viento que entraba por la ventana mueva su cabello castaño oscuro.

Tom negó con la cabeza, —Claro que no, no tengo que pedirle permiso a ese alcohólico de mierda para salir contigo...— Tom detuvo el auto que le había prácticamente robado al hombre que debía de llamar padre junto a una pequeña colina de pastos dorados que danzaban con el viento. Con un click abrió la puerta haciéndole una señal a Tord para que lo siguiera, cosa que hizo al instante.

—Bien, que demonios haremos en este lugar que está más solo que un club de lectura— Tord tomo las cosas que Tom le extendía mientras observaba el paisaje, era un lugar lindo y tranquilo, pero nunca le agradaron lugares abiertos como ese lo era, pero Tom lo había invitado e incluso robado el auto a su padre para traerlo aquí.

—Tendremos un día de picnic, en esa colina.— Tom sonrió enseñando aquellos brackets que odiaba con toda su alma mientras señalaba la colina en la que se habían detenido. Tord sonrió tiernamente mientras seguía a Tom para subir hasta lo más alto de la colina dorada, el viento era fuerte y golpeaba contra sus cuerpos sin ningún tipo de piedad, el aire era puro y fresco, todo era lindo y perfecto en un sitio como ese.

Al llegar a la colina Tom acomodo las cosas bajo la sombra de un hermoso árbol de hojas verdes mientras que Tord observaba el cielo con una sonrisa melancólica. Aquel lugar era pacifico y único, nunca había disfrutado de ese tipo de lugares, pero estando junto a Thomas se sentía feliz y relajado, más si este lo había apoyado y amado durante toda su vida. Los padres de Tord nunca fueron personas que estaban mucho con su hijo, no lo ayudaban cuando lloraba o se lastimaba, no lo ayudaron con sus problemas o aconsejandolo en su ahora adolescencia, y Tom vivía lo mismo, su madre Susan había fallecido y su padre era un puto alcohólico que nunca se preocupaba por las cosas que su hijo pasaba. Pero ahora ambos se ayudaban mutuamente, brindandose ese amor que las personas que deberían de dárselos no lo hacían.

Tom se sentó junto a el mientras le sostenía un sándwich que había preparado a escondidas en su casa, Tord miro lo que le estaba pasando antes de tomarlo para comerselo. Se sentía relajado estando con el británico a su lado.

—Tord— Tom lo llamo con un tono tímido inusual, Tord giro hacia el prestando su atención, —Estoy feliz de que hayas aceptado venir conmigo aquí... Yo...— Tom lo miro con un sonrojo que cubría sus mejillas dejándolo en una tonalidad roja, Tord pestañeo un par de veces dejando la comida de un lado y acomodándose mejor en el suelo dorado. Tom suspiro pesadamente.

—Yo... E-Es que... Te...— Tom paso una mano por su nuca en señal de un claro nerviosismo mientras evitaba conectar la mirada con su mejor amigo. Tord lo observaba atentamente con los brazos cruzados y con una pequeña sonrisa formada en la comisura de sus labios, —Tord yo- — Tom no logro terminar.

Unos labios chocaron contra los suyos mientras unos brazos abrazaban si cuello con fuerza, de repente sintió como un cuerpo completo se había pegado al suyo acomodándose sobre sus piernas. Tom sintió un cosquilleo en su corazón mientras seguía aquel beso y sostenía la cintura de su "mejor amigo". Había deseado esto hace mucho tiempo, y ahora no podía sentirse más feliz al saber que había correspondido a sus sentimientos sin siquiera decírselo.

Tord se separó lentamente mientras lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja, —Gracias Tom...— Tord lo abrazo fuertemente.

Ahora sabía que sus sentimientos eran correspondidos, que la persona que había sufrido a su lado también logro amarlo de esa manera, eran adolescentes, pero se amarían hasta el día que no lo puedan hacer más. Se cuidarían, aunque la vida les haga pagarle mucho, pero ellos se amaban, y no lo cambiarían por nada ni nadie en mucho tiempo.

Ambos estaban juntos. Ellos solos. Contra el mundo.

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¡!

¡30 Días OTP, versión TomTord!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz