Día 18: ¡Algo triste! P1

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El de cabello castaño suspiro casi destruido mientras esperaba al resto de sus amigos en la puerta principal de su bello hogar, todo se sentía tan nostálgico, destruido, uno de sus integrantes, el más odiado pero a la vez querido, aquel personaje que Tom había jurado asesinar cuando tenía la oportunidad. Sin embargo, ese día no llegó...

Edd sostuvo una mochila pesada en su hombro, esperando pacientemente a sus otros amigos, los cuales traían el resto de las cosas del ami-enemigo.

—Lo voy a extrañar Edd...— dijo con voz quebradiza el narcisista quien sostenía una maleta más pequeña. El castaño al verlo de tal manera lo abrazó, tratando de aportarle algo de calor, —¿porque tiene que irse?... se que no es muy bueno pero... es mi amigo, nuestro amigo, y lo quiero apesar de todo...— el peli-naranja se alejó del abrazo, manteniéndose al costado de Edd en espera de los otros dos.

Ese día estaba nublado, el cielo no podía reflejar más que la tristeza de los dos jóvenes que se encontraban en la puerta, no podían creer que su amigo de toda la vida haya tomado un decisión como esa, yéndose del único lugar que había llamado hogar luego de irse de noruega. El viento golpeó las ventanas, un frío casi absurdo hizo que sus cuerpos temblaran, y en ese momento, los dos jóvenes faltantes se hicieron ver. El rojizo mostraba un rostro triste, desanimado; mientras que el británico se mantenía neutro mientras lo ayudaba a llevar las maletas.

—Hey Tord...— saludo el castaño, poniendo su mano sobre el hombro de Tord, el cual sonrio ante tal tacto amigable, —En este viaje no podremos acompañarte pero... espero que te vaya bien, espero que logres lo que tanto deseas— dijo abrazandolo con fuerza, derramando unas amargas lágrimas de sus ojos esmeralda.

Tord río sin gracia y salió afuera, siendo recibido por el viento de la tarde y el aire de tristeza que desplegaban sus amigos más queridos. Con cuidado de no dañar sus cosas, acomodo todos los bolsos en la parte de atrás del auto, dando una sonrisa de victoria y desánimo una vez todo estaba en su lugar y ya era su momento de irse, pues su vuelo llegaría pronto.

—Supongo que esto es un adiós...— el peli-naranja susurró al tener al rojizo frente a él, derramando diminutas lágrimas a recordar todas las aventuras que vivieron tiempo atrás, ¿porque debía irse?

Tord sonrio y lo abrazó con fuerza, como si no quisiera dejarlo ir, —No Matt... esto es un "hasta pronto"— dijo suave mientras le entregaba en sus manos un pequeño regalo, bien envuelto y con un moño morado, el narcisista lo recibió y lo abrió emocionado, encontrándose con un bello espejo de oro puro.

Edd jadeo triste, limpiándose algunas lágrimas que aún caían de sus ojos, —Que te vaya bien Tord... espero poder volver a verte— hablo con una sonrisa, pero el noruego no respondió, entregándole también una pequeña caja bien envuelta y con un moño verde. Edd no la abrió.

El rojizo se detuvo sin decir ni una sola palabra al estar frente al azulado, aquel personaje que había odiado por todo ese tiempo, aquel idiota que le hacía la vida imposible y buscaba la manera de fastidiarlo con cualquier pequeñez, un estupido sin cerebro y un alcohólico de mierda, un mal amigo y un insoportable, pero... no había solo eso en el, no lo veía solo de esa forma...

Tord suspiro, deteniéndose frente al británico y arrojándose a sus brazos, creyendo en su mente que este le clavaria un arpón en su pecho por aquella acción. Pero eso no sucedió, sin embargo, el británico correspondió, apretando su cuerpo contra el suyo con fuerza, sin querer dejarlo ir, sin querer no volverlo a ver.

Ambos se separaron, mirándose a los ojos como si nunca hubiese existido odio entre ambos, con una diminuta pero visible sonrisa le entrego una caja forrada en rojo con detalles en azul marino y un moño negro. Tom se sorprendió, pues no esperaba recibir un regalo, pero lo acepto, antes de que pudiera hablar solo pudo ver como el noruego se alejaba corriendo hacia el auto sin mirar atrás, llegaba tarde.

—¡Hasta pronto viejos amigos!, ¡prometo volver algun día!— grito desde la ventana y puso en marcha el auto, perdiéndose en la calle, dejando a sus dos amigos entre lágrimas y una sonrisa orgullosa

Pero también a un británico con un agujero profundo en su corazón, dándole puntadas como si aquello fuese el peor día de su vida en vez de ser el mejor.

¡30 Días OTP, versión TomTord!Where stories live. Discover now