42|Nos íbamos a casar

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Olivia.

Me paré del sofá cuando Jaden me llamó, todavía asombrada por el regalo que le había dado a los chicos.

Me extendió un paquete pequeño y yo lo agarre, abriéndolo después de verlo por un momento.

Desgarré el papel mientras intentaba decidir que era. Una cajita de terciopelo azul, con seguramente alguna joyería.

La abrí esperando pendientes, un collar o incluso una pulserita.

Quedé pálida al ver su interior, y casi que me caigo hacia atrás al ver a Jaden arrodillado y con una sonrisa en sus labios.

Un anillo de oro, pequeño y brillante.

Volví mi atención hacia él en cuanto comenzó a hablar, aunque no estaba muy segura de escucharlo con total atención.

—Antes de comenzar. No soy muy bueno con las palabras, por más que las haya tenido en mente semanas atrás –confesó, sin dejar de mirarme. La sonrisa seguía iluminando su rostro–. Pero siento que un pasito más no nos viene mal, y si no lo hago ahora seguramente tarde años en hacerlo.

Sentía que todas las miradas estaban en nosotros, y que la suya este encima mío me estaba poniendo nerviosa. Sentía que me iba a caer en cualquier momento. Y el que este arrodillado delante mío y que yo tenga un anillo de compromiso en mis manos, no me ayudaba a olvidar la sensación

Mi atención volvió a él cuando decidió continuar.

—Desde que nos volvimos a ver no te traté de la mejor manera, ni mucho menos trate de intentarlo. Cuando vi el interior de la casa y el perro de ojos claros que venía hacía mí, supe que iba a ser difícil –hizo una mueca–. Con el tiempo supe que me molestaba tanto verte, no porque me habías abandonado, sino porque todavía te seguía queriendo. 

«—Convivir con vos en aquellas circunstancias me molestaba. Hasta que tuvimos que volver, y justo ese día me di cuenta que realmente no quería irme. Lo que quería era seguir molestándote, y ser la causa de que tu nariz se arrugue del enojo –continuó con una sonrisa boba.

«—Claro que ya sabía que te quería como antes, solo que no lo vi y analice en esta misma casa. Justo cuando volvimos a discutir. Ahí supe que te seguía amando, y que quería volver a tenerte para mí –las lagrimas ya estaban en mis mejillas hasta este punto–. Podría nombrarte miles de cosas que pasaron y me hicieron entender el porque nos separamos desde un principio. Debíamos aprender a amarnos nosotros, por separado. Así es como las personas se aman sin dolor, amándose uno mismo y saber realmente lo que era esa palabra. El amor –sus ojos se iluminaron.

Suspiró como si se hubiese quitado un peso de encima al decir aquellas palabras. Sacudió la cabeza con los ojos cerrados antes de abrirlos, y continuar sus palabras. Palabras que me estaban haciendo llorar.

«—Cuando nos mudamos hace unos meses, recuerdo el momento exacto donde supe que quería vivir toda la vida a tu lado. Estábamos cocinando la cena –comenzó a decir, encantado–, bailando con J mientras sonaba una de las canciones que mas te gusta. Y ahí, riendo y siendo vos. Me enamoré. Me enamoré más de lo que ya estaba, sabiendo que no quería que seas mi novia –sus palabras me hicieron mirarlo con atención–, quería que fueras mi esposa.

Avani soltó un sollozó que me hizo mirarla de reojo. Estaba llorando tan dramáticamente como yo lo hacía.

«—Es por eso que ahora mismo estoy acá. Arrodillado y ofreciéndote la decisión más feliz de mi vida, y espero que la tuya –lo ultimo lo murmuró por lo bajo y me hizo sonreír.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora