17|Los Angeles era mi hogar y tenía que volver.

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Olivia Greyson

Estaba loca. No sabía lo que acababa de hacer, oh bueno en realidad, si sabía muy bien que hice pero no quería aceptarlo.

Mis manos tiemblan antes de abrir la puerta de la cocina. Christian se encuentra alegre, cantando mientras cocina.
Sé que si no se lo digo hoy, probablemente me vaya sin saberlo.

—Chris... –llamo su atención.

El recién nombrado se gira y me sonríe al verme. Deja de hacer lo suyo, dejando los cubiertos que tiene en la mano a un lado, y se acerca hacia mi.

—¿Qué pasa? –pregunta sin quitar la sonrisa de su rostro.

Me perdí en sus ojos, la intensidad que hay en ellos. Soy de observar, y sus ojos siempre fueron brillosos, siempre tuvieron aquel brillo.
La barba de hace unos días adorna su mandíbula, y al pasar los dedos me hacen cosquillas.

Reprimo los pensamientos negativos, porque ya no hay nada que hacer, a no ser de agarra el celular una vez más y pedirle a Avani que devuelva los boletos.

Cierro los ojos, tomando una bocanada de aire antes de soltarla.

—Me voy a ir a los Ángeles –suelto, abriendo los ojos noto como Chris se tensa–, en unas horas de hecho.

Abre los ojos sorprendido, y me suelta al parpadear varias veces.
Antes de que pregunte, me adelanto con miedo de lo que salga de esa boca.

—Vani me necesita, es súper importante y no me queda otra que ir –miento descaradamente.

Chris frunce el ceño confundido, pero todavía sorprendido no dice nada. Así que decido convencerlo, de que es enserio.

—Tengo que hacer las maletas enseguida, Vani nunca me llamó llorando –finjo preocupación, dejando la cocina.

Pienso que me libre, cuando a los segundos siento sus pasos detrás de mi.

—Pero... –tartamudea, aún confundido–, ¿qué le pasa?¿Cuando tenés que irte? –cuestiona siguiéndome.

Paso saliva, mientras entramos a mi habitación, y me siento en el suelo para buscar las maletas qué están abajo y detrás de todas las que mi tía me compró.

Es buena idea que piensen que Vani necesita algo importante, nunca antes me propuso ir a los Ángeles, y tanto para Chris y mi tía, se les sería preocupante que lo haga ahora, y de unos minutos para otros.

Saco las maletas y agarro la más grande, no creo quedarme mucho. Pero las demás tienen las ruedas malas, pero nunca pude arreglarlas ya que tenía la mía en el departamento.

El departamento. Tengo que agarrar cosas de ahí, ya que acá tengo cosas no muy cómodas para estar allá.

—Olivia te estoy hablando –la voz de Chris me devuelve a la realidad.

Está al frente mío, cruzado de brazos y su expresión, parece molesto cuando miro sus orbes.

Me quedo en silencio cuando caigo en la realidad, saliendo en la burbuja de nervios y a la vez emoción al hacer lo que hice.

Chris se pone literalmente al frente mío, nuestras respiraciones mezclándose, me agarra de los brazos, acariciando los con cariño.

—Estas alterada, deberías calmarte y explicarme mejor lo que está pasando –recomienda, y asiento.

Respiro hondo, preparada para mentir. Pero la puerta se abre de par en par, dando paso a mi tía, que se abre paso entre las maletas qué deje por ahí.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Where stories live. Discover now