30|Una semana de mentiras y culpabilidad

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Mi tía me estaba asfixiando, y gracias a mi primo, pude respirar un poco cuando la obligo a alejarse.

Sonreí, un poco acalorada por el anterior abrazo. Pero dispuesta a recibir otro, abrí los brazos para recibir a mi primo quien me rodeo el cuerpo enseguida, levantándome en su cintura.

Carcajee cuando me hizo girar, y al frenar, beso todo mi rostro con cariño.

—Estás más... –murmuro intentando encontrar la palabra adecuada–. Bonita, como siempre en realidad–alago con una sonrisa.

Reí, volviendo a abrazarlo aunque no por mucho cuando sentí unas manos en mi cintura separarme de Erik. Pasé saliva enseguida, reconociendo sus manos enseguida.

Mi cuerpo se pegó con el suyo, sintiendo sus brazos rodearme y su cabeza esconderse en mi cuello. La culpa ya estaba instalada en el pecho, incomodándome la situación.

No quería mentirle.

Sus besos se expandieron por mi cuello, hasta llegar a mi oído.

—Te extrañé mucho, muñeca –susurro, dándome la vuelta para estar frente a frente.

Sus ojos verdoso me miraron con un destello de felicidad. Viéndose emocionado por volver a verme, o eso creía. 

Sus labios no tardaron en pegarse a los míos, sintiendo sus manos en mis mejillas. Sin embargo, el beso se sentía extraño, como si sus labios nunca se hubiesen cruzado con los míos. Se sentían Irreconocibles.

Me separé al momento que su lengua quería entrar en mi boca, sintiéndome incomoda.

Sin embargo, o quería ser tan obvia. Así que lo volví a abrazar, besando su mejilla.

—También te extrañe –murmure, con una sonrisa al separarme un poco, teniendo su rostro a centímetros.

—¿Estás bien? –preguntó, preocupándose por mí.

Mi estomago se revolvió enseguida.

—Si, solo quiero ir a casa –asentí sonriendo–. ¿Podemos ir al departamento?. Me duele un poco la cabeza, y estoy muy cansada –pedí, mirando a mi familia para su permiso.

Edith, iba a negar aunque mi primo asintió, interrumpiendo a su mamá.

—Claro, después organizamos bien para que vengas a casa –dijo amable mi primo.

Lo agradecí con la mirada, cuando mi tía no dijo palabra y nos acompañaron afuera para poder despedirnos. Mi tía me abrazo con fuerza antes de subir al auto, y mandarme un beso.

—Tenemos mucho de que hablar –dijo, mirándome asesina.

Reí asintiendo. 

—Claro, con gusto –dije en respuesta, haciéndola reír a ella.

Subí al auto de Chris, quien estaba esperando a que termine de despedirme. Me abroché el cinturón mientras veía el auto de mi primo irse delante nuestro.

La mano de Christian en el muslo, me hace reaccionar. Mirando su rostro, el cual esta concentrado en salir del estacionamiento.

—Tu tía estaba totalmente emocionada por volver a verte –comenta, con una risa que lo hace continuar–. No te imaginas la cantidad de comida que hizo esta mañana para vos.

Sonreí de tan solo pensarlo. Mi tía amaba cocinar, y cuando estaba nerviosa no había nadie ni nada que la pare.

—Me imagino –murmuré, sintiéndome un poco mejor que antes.

Siempre fui sincera con la gente de mi al rededor en tanto a las cosas que sentía. Aunque muchas veces, me negaba sentirlas o aceptarlas, si es que mentía al respecto me sentía muy mal. Y mentirle a Christian es una de ellas, y no solo porque mentir esta mal. Christian era una persona más que buena, era increíble, y no podía hacerle esto.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora