9|Sus labios

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Olivia Greyson

Había estado sentada en el tronco por no sé cuánto tiempo. Aunque el frío viento y el dolor que sentía en mi trasero, me hacia saber que era tarde y que pasó un buen rato.

El sobre intacto sobre mis manos. Con una pequeña marca, indicando que iba a ser abierto. Pero que me arrepentí al leer de nuevo la letra algo desprolija de Jaden.

No puedo abrirla. Simplemente tengo miedo de que diga algo que no quiera saber. Si es que me odia y está escrito, no quiero leerlo.

-Al fin te encuentro -la voz ronca hace que me sobresalte-

Guardo el sobre rojo en mi abrigo de nueva cuenta, mirando hacia atrás.

Me llevo una mano al pecho exageradamente, al sentir mi respirar acelerado.

-Casi te quedas sin prima -exagero nuevamente-

Erik suelta una carcajada y me agarra de los brazos, para levantarme del tronco sin mucho esfuerzo. Me gira para poder quedar frente a frente, y la sonrisa ladina que tenía la sustituye enseguida al ver mis ojos rojos y algún rastro de lágrima. Por una línea recta.

Su cara de preocupación enseguida toma su rostro, poniéndose serio.

-¿Qué pasó? -pregunta acariciando mis mejillas-

Trato de sonreír, pero solo me sale una mueca.

-Nada. Estaba pensando unas cosas.

Me mira dudoso. Ya que en parte es verdad y en parte es mentira. Y él sabe que es así.

-¿Segura? -vuelve a cuestionar-

Asiento, esta vez dando una de mis mejores sonrisas. Y por suerte, me imita aunque sepa que no es verdad.

Me abraza de lado, poniendo un brazo sobre mis hombros. Y entramos a la casa, sintiendo el lugar cálido calar por mis huesos.

-Bien. Mi mamá quiere que vos y... -se corta enseguida al notar algo-

Miro detrás mío sin mucho disimulo, girándome hacia el pasillo, fuera de la cocina.

Jaden y Madison están abrigandose. La segunda está abrigando a su hija. Intento deducir si tiene que ver algo con lo que Erik va a decirme o si es que se están yendo.

-¿Se van? -no puedo evitar la pregunta-

Mi primo hace una mueca, que no puedo deducir muy bien por qué.

-De hecho... Edith quiere que les muestres un poco el barrio, y aprovechar para ir al supermercado.

Trato de analizar sus palabras, algo confundida. Pero la molestia me toma enseguida.

Por qué mi tía no entiende que no quiero tenerlo cerca. No puedo.

-Lo lamento pero... -antes de poder seguir la voz chillona que tanto conozco me interrumpe-

-¡Vamos cariño que se va a ser muy tarde y necesito cosas para el almuerzo de mañana! -aplaude felizmente mié tras pasa de mi lado-

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Where stories live. Discover now