19|No estás solo, o al menos ya no...

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Jaden.

Sentía que quería más. Quería fundirme en ella, en su aroma, en sus labios, en toda ella.
Mi pecho estaba a mil por hora, mientras mis manos se sentían inquietas recorriendo su cuerpo, tratando de no incomodarla cómo años atrás lo hacía.

Me separé sin respiración, volviendo a mirar sus ojos, algo que no dejé hacer desde que la vi. Envolviendo mis brazos, en un impulso, abrazándola con cariño.

No podía creer que estaba acá. O al menos no después de aquel mensaje que le había mandado, y no me había contestado. Aunque nunca imaginé que volvería, dejé de hacerlo tiempo atrás, cuando yo ya estaba formando una familia.
Aunque eso realmente no importaba en estos momentos, ya que la tenía acá, Olivia estaba estaba conmigo, tenía su pequeño cuerpo entre mis brazos.

Se separó en el momento que se escuchó la puerta principal, la persona que fuese estaba interrumpiendo nuestro momento y eso me hizo gruñir. Momentos después escuché como sus tacones se acercaban hacia la habitación, y Olivia ya estaba en la otra punta de la habitación cuando la puerta se abrió.

Mi novia se hizo presente, con Leah de la mano que me apuntaba con felicidad. En cambio su mamá, al ver a la rubia a unos cuantos pasos de mi, no pudo contener el asombro, abriendo exageradamente la cara.

—¿Olivia? –su voz sonaba confundida.

No podía culparla porque yo estaba igual o más sorprendido que ella.

La rubia saludo con la mano, como si de una nena se tratase, y desde acá podía notar lo nerviosa que estaba, y no sabía si era por Madison, por i, y por la situación en general. Leah vino corriendo hacia mi, sacando de la burbuja a su madre, haciendo que entre a la habitación para poder acercarse y abrazar a Olivia como si fuesen mejores amigas de años, y de seguro Liv estaba pensando eso mismo, a juzgar por su cara.

—¿Qué estas haciendo acá?¿Viniste de vacaciones? –la duda estaba en su rostro, por más que trataba de ocultarlo con su sonrisa.

Olivia negó con la cabeza, mirándome de reojo.

—Estoy de visita, solo por esta semana o quizás un poco más  –su angelical voz se escuchaba como a la de una niña vergonzosa, adorable.

Madison sonrío alegre, y se le llevo fuera de la habitación preguntándolo cosas que ni siquiera sabia porque tenia tanto interés. Como ya dije varias veces, Madison no estaba celosa, enojada, ni molesta con Olivia, primero porque no había razón para que lo haga según ella, y segundo porque la entendía en varias cosas, y tercera, porque desde que volvimos de Inglaterra no paraba de hablar de las pequeñas vacaciones en su casa. Hablaba bien de su familia, de ella y aunque lo evité con todo mi esfuerzo, preguntó sobre que sentía al volver a verla. Pero esa es otra historia.

Mi nena me jaloneo la remera, llamando mi atención para mirarla desde mi altura, me extendió los brazos como cuando era pequeña y con una sonrisa la alce en brazos.

—¿Tu novia se va a quedar a comer?  –preguntó con una sonrisa. Caminé con ella, para no dejar a su madre y a Liv a solas.

Detuve mi andar cuando volvió a mencionar esas palabras, que si su madre las escuchaba, me iba a matar a mi. Así que la regañe, un poco divertido de igual manera.

—No digas eso al frente de tu madre  –ella sonrió angelicalmente ante mi regaño.

(...)

Madison estuvo toda la tarde agobiando a Olivia, sin dejarnos tiempos a solas, porque teníamos que hablar de muchísimas cosas, empezando el porque estaba acá. Pero no podíamos tener esa charla, si mi novia la ahogaba en preguntas y mis queridísimos amigos también, sabiendo que me aburría y que quería estar a solas con ella.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Where stories live. Discover now