Capítulo 33

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Días después, parecía que todo estaba en paz finalmente

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Días después, parecía que todo estaba en paz finalmente. Una paz que todos merecían y anhelaban.
Los Rosén se encontraban en Italia, específicamente en el lago de Como, porque ahí se celebraría la boda de Cassandra y Thomas. Después de 20 años, podrían ser felices nuevamente.

Esme miraba el lago, le daba tanta paz el cielo, los pájaros cantando, el agua brillando, el aire soplando, todo era un sueño después de estar encerrada por 3 años.

—¿Disfrutando del paisaje? —La voz de Evan.

—Estaba —Se dió la media vuelta, pero él la detuvo— Evan...

—Necesitamos hablar. Quiero saber qué nos espera. Tenemos un hijo y tu eres libre.

—No hay un nosotros Evan.

—Esme —Tomó su mano y la puso en su corazón— Perdóname —Los ojos de ambos se cristalizaron— Fuí un maldito cobarde. Yo soy el asesino de Celine... también el tuyo.

—Basta —Cerró sus ojos.

—He estado preparándome este tiempo para ser un hombre digno, un caballero que merezcas. Tú fuiste y eres el único amor de mi vida. Eres la mujer que amé desde que ví esos ojos verdes y cabello rojo —Entonces Esme derramó una lágrima— Quiero redimirme. He pagado muy caro mi error. Quiero que volvamos a estar juntos como familia, que me des la oportunidad de ser un buen padre y esposo.

—¿Oportunidad? Tuviste muchas —Quitó su mano— Te pregunté tantas veces acerca de otra mujer y lo negaste. Tal vez sí me lo hubieras dicho las cosas serían diferentes, yo pagué tu error.

—Porfavor —Se arrodilló— De rodillas te pido perdón y una segunda oportunidad.

—Evan, yo ya te perdoné —Tomó su mano y lo levantó. Tocó su mejilla y limpió su lágrima con delicadeza— Lo hice hace tiempo. Te perdoné, pero no olvidaré jamás.

—Entonces... eso significa...

Esme tomó su cara con sus manos— Te amé mucho. Eres el padre de mi hijo, mi único hijo —Bajó la mirada— De esos bebés que no pudieron llegar a vivir —Evan apretó la mano de  Esme— Fuiste mi esposo por más de 15 años —Sonrió— Te perdono, pero no estoy dispuesta a volver contigo.

—Esme...

—Me iré de Suecia con mi hijo. No temas, podrás verlo siempre.

—Liam... él merece crecer con sus padres.

—Eso debiste pensarlo antes de acostarte y embarazar a Celine —Tomó su mano y la besó— Te deseo lo mejor Evan, pero nunca volverás a mi vida.

Entonces se dió la media vuelta y se fue con el corazón roto, pero decidida a un mejor futuro. Ya no iba a permitir más. Ni un abuso más.

Evan se arrodilló y se permitió llorar tanto. No sabía como podría vivir con eso, tenía la esperanza de que Esme lo perdonara. Lloraba tanto por aquello que perdió por haber sido egoísta, por haber quemado los años más felices de su vida. ¿Qué podía hacer? Su vida prácticamente había terminado.

Entre nosotros: Eres míaOn viuen les histories. Descobreix ara