Capítulo 5

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Era domingo y todos estaban en la mansión

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Era domingo y todos estaban en la mansión. Ese día era exclusivo para descansar después de una semana ajetreada y difícil. Solían convivir quienes quedaban en la familia y pasarla bien. Después de tanta tormenta y problemas, querían algo de paz para ellos.

—Tía, hoy quiero desayunar waffles con jugo de naranja —Dijo Liam a Cassandra.

—No te preocupes, ya los están preparando —Respondió amable— Ve a preguntar si puedes ayudar en algo —Dijo e hizo caso.

Daisy ponía la mesa. 6 platos y varios bocados— Daisy, agrega uno por favor. Tendremos a una invitada por hoy —Dijo Aron.

—Claro que si señor. Enseguida.

—¿Invitada? —Apareció Alek— Nunca invitamos a nadie papá.

—Lo sé, pero es momento de cambiar las cosas. Solo espero no te enojes.

—Pues no sé a quién invitaste.

—Ya no tarda en llegar —Y precisamente fue cuando tocaron el timbre— Alek, ve a recibirla. Aún no me alisto por completo.

—Bien —Dijo de mala gana. No es como que a todos nos guste recibir a un invitado que no conocemos.

Caminó a la entrada y abrió la puerta. Era una mujer, estaba de espaldas. Llevaba un short blanco, tacones azul cielo y una playera del mismo color, su cabello estaba recogido y llevaba una bolsa.

Era Valentia.

Cuando volteó todo se sintió diferente. Alek volvió a sentir mariposas en su estómago. Su corazón latió con fuerza, pues se veía realmente hermosa. No había tenido la oportunidad de verla con ropa formal y a la vez casual. Cuanto deseaba tomarla y besarla. Caminar de la mano con ella por siempre y presumirla por el mundo entero.

—Buenos días —Dijo segura aunque por dentro se moría de nervios— No quería venir, porque no te quería incomodar, pero tu padre insistió. No vine a hacerte enojar porque sé que me odias. Solo desayuno y me voy —Alek miró hacia adentro y de repente la tomó de la mano y prácticamente la jaló hacia el jardín— ¿Qué haces? —Caminaba rápidamente, pues el traer tacones y la gran diferencia de altura, complicaba la situación— Suéltame —Se detuvieron cerca de la fuente pero detrás de un árbol.

—¿Me quieres volver loco? —Dijo aún sin soltarla. Estaban considerablemente cerca—¿Qué rayos pretendes Valentia?

—¿Yo? —Dijo indignada— ¿¡Tú qué rayos pretendes hacer!? Qué parte de jalarme y traerme acá para solo decirme "¿Me quieres volver loco?" es divertido.

—No es divertido. Nada de esto lo es.

—Entonces vuelve a la mansión. Ve con tu prometida y a mi déjame en paz.

—Ah muy bien, tu eres la que está enojada ahora. La ofendida.

—¿De qué hablas? —Frunció el ceño.

Entre nosotros: Eres míaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora