LIBRO II
El tiempo cura las heridas.
Valentia tomó un decisión por amor a Alek hace 3 años, un decisión que dolió y los marcó a ambos.
Alek continuó con su vida y se comprometió con Marjorie de Lundenberg, sin saber que el gran amor de su vida volv...
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Era domingo y todos estaban en la mansión. Ese día era exclusivo para descansar después de una semana ajetreada y difícil. Solían convivir quienes quedaban en la familia y pasarla bien. Después de tanta tormenta y problemas, querían algo de paz para ellos.
—Tía, hoy quiero desayunar waffles con jugo de naranja —Dijo Liam a Cassandra.
—No te preocupes, ya los están preparando —Respondió amable— Ve a preguntar si puedes ayudar en algo —Dijo e hizo caso.
Daisy ponía la mesa. 6 platos y varios bocados— Daisy, agrega uno por favor. Tendremos a una invitada por hoy —Dijo Aron.
—Claro que si señor. Enseguida.
—¿Invitada? —Apareció Alek— Nunca invitamos a nadie papá.
—Lo sé, pero es momento de cambiar las cosas. Solo espero no te enojes.
—Pues no sé a quién invitaste.
—Ya no tarda en llegar —Y precisamente fue cuando tocaron el timbre— Alek, ve a recibirla. Aún no me alisto por completo.
—Bien —Dijo de mala gana. No es como que a todos nos guste recibir a un invitado que no conocemos.
Caminó a la entrada y abrió la puerta. Era una mujer, estaba de espaldas. Llevaba un short blanco, tacones azul cielo y una playera del mismo color, su cabello estaba recogido y llevaba una bolsa.
Era Valentia.
Cuando volteó todo se sintió diferente. Alek volvió a sentir mariposas en su estómago. Su corazón latió con fuerza, pues se veía realmente hermosa. No había tenido la oportunidad de verla con ropa formal y a la vez casual. Cuanto deseaba tomarla y besarla. Caminar de la mano con ella por siempre y presumirla por el mundo entero.
—Buenos días —Dijo segura aunque por dentro se moría de nervios— No quería venir, porque no te quería incomodar, pero tu padre insistió. No vine a hacerte enojar porque sé que me odias. Solo desayuno y me voy —Alek miró hacia adentro y de repente la tomó de la mano y prácticamente la jaló hacia el jardín— ¿Qué haces? —Caminaba rápidamente, pues el traer tacones y la gran diferencia de altura, complicaba la situación— Suéltame —Se detuvieron cerca de la fuente pero detrás de un árbol.