Capítulo 29

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Valentia y Alek corrieron a esconderse detrás de unas columnas de cemento

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Valentia y Alek corrieron a esconderse detrás de unas columnas de cemento. Valentia tomó su arma, Alek respiraba con dificultad.

—No, no, lo siento —Dijo Montserrat—¡Carajo! ¿Quién disparó?

—Yo mi señora, lo lamento.

—¡Estúpido! —Gritó enojada— Val, lo siento.

—¡Bajen las armas! —Gritaron los oficiales.

—Valentia para esto —Montserrat trataba de esconderse, estaban parejos de gente— Diles que bajen el arma.

Valentia miró a Alek lista para salir— No, no lo hagas —Susurró Alek.

—Confía en mí —Salió apuntándole— Montserrat ya basta. Es suficiente.

—No, no lo es. Nunca es suficiente cuando de venganza se trata.

—No me hagas enojar.

Ella rió sin gracia— ¿Debo temerte? Niña rica.

—No, ya lo haces.

—Dile a tu gente que baje las armas. Que salga Alek, no le haré nada.

—No, este será un asunto entre tu y yo.

—Aleksei sal.

Valentia cerró los ojos tratando de no perder la paciencia— Aquí estoy.

—Muy bien, entonces hablemos. Bajen las armas.

Valentia bajó el arma e indicó a su equipo que lo hiciera, pero seguían en alerta— Bien.

—Mira —Señaló a la izquiera donde estaban fotos de todos, pero incluyendo de ella y de Asly— Yo supe desde hace mucho que tenías una hija de Alek. Sabía dónde vivías, qué hacías, tú maravilloso secreto de detective.

—Sigue hablando con ella, nos estamos preparando —Dijo Ethan a Valentia por su auricular— Nos da tiempo para el operativo. Ya van a entrar refuerzos. Los superamos.

—Veo que no pierdes el tiempo Montserrat.

—No. Ya que estamos en revelaciones de secretos, me apetece decir uno más.

—Bueno, soy toda oídos.

—Yo maté a Catalina Rosén.

—¿Qué? —Alek dijo con dificultad por los golpes— ¿Que hiciste qué?

Sonrió con malicia— Yo la envenené. Si, el veneno es muy común en tu familia.

—Pero... en la autopsia —Frunció el ceño— Dieron resultado de una muerte por intoxicación de medicamentos. La investigación siguió por la nota y por...

—Por un frasco que nadie registró. No era intoxicación Valentia, fue envenenamiento.

—¿Y los exámenes? —Trataba de atar cabos en su cabeza.

Entre nosotros: Eres míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora