Capítulo 51

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A la mañana siguiente, cuando Jung-kook y Yuh-jung terminaron su terapia, se reunieron con Young-hee y Ji-min en el salón. Todos estaban listos para partir hacia el club de campo, a tiempo de poder aprovechar un poco las instalaciones antes de comer. Cuando Yuh-jung anuncio la necesidad de subir a su alcoba a cambiarse de zapatos, Young-hee se ofreció a acompañarla, dejando a los chicos a solas. Jung-kook miró a Ji-min con una sonrisa sensual.

—No me mires así —protestó él.

—No puedo evitarlo —admitió—. Ven, dame un beso.

—Jung-kook... —Retrocedió al verlo avanzar en su dirección.

—Solo uno, de buenos días. —Ji-min venció la tentación y puso la mesita de café de por medio.

—Creo que tendremos que poner algunas normas.

—Ni hablar —dijo sin dudarlo—. El día de hoy va sin normas. —Ji-min lo miró con cierto pesar y dejó escapar un suspiro.

—Jung-kook..., no es bueno para ninguno de los dos seguir con ello.

—¿Con qué, Ji-min? —le preguntó, ahora algo más serio—. ¿Con algo que no podemos evitar, contra lo que ninguno de los dos podemos luchar?

—Me caso en pocos días —le recordó con un gesto abatido. «Por encima de mi cadáver», pensó Jung-kook.

—No se me ha olvidado —fue, sin embargo, lo que dijo, avanzando de nuevo hacia él.

—Entonces ¿qué sentido tiene? —casi susurró Ji-min, permitiendo ahora que llegara hasta él y lo abrazara.

—Hay cosas que se escapan a la lógica —le dijo, atrayéndolo más hacia él—. Simplemente suceden porque están predestinadas así, sin más.

—Jung-kook, puede llegar alguien y...

—Solo un beso —interrumpió—. Bueno, dos. Aún me debes el de buenas noches. —Ji-min sonrió divertido—. Mandaste a tu madre a por Koya y Michu —protestó—. Eso fue un golpe muy bajo.

—No podía ir yo —se sonrojó.

—Cobarde.

—No, solo... precavido.— Jung-kook sonrió y ya no pudo contenerse más, bebió de sus labios con ternura, deleitándose con su sabor, que había echado de menos hasta la locura durante tantos meses.

Un fuerte carraspeó los sacó del trance un minuto después. Ambos se giraron hacia la puerta, esperando encontrar a cualquiera... menos a la persona que los miraba con una mezcla de sorpresa y censura.

—¡Ji-hyun! —exclamó Ji-min, soltando a Jung-kook de inmediato—. ¿Qué haces aquí?

—¿Qué hago aquí? —se acercó a ellos, irritado—. ¡Menos mal que estoy aquí, querrás decir! — Soltó aire con fuerza—. ¿Y si hubiera sido la abuela? —Ji-min palideció. —Pero ¿en qué coño estás pensando? —insistió Ji-hyun.

—Eh, yo también estoy aquí —le recordó Jung-kook.

—¡Tú cállate!

El sonido de un bastón golpeando con fuerza contra la puerta de madera los silenció a todos al instante. Se giraron para toparse con Park Yuh-jung y una mirada condenatoria.

—¿Qué sucede aquí? —dijo la mujer pasando la vista de unos a otros.

—Nada, abuela, solo estábamos... charlando —dijo Ji-min intentando sonreír. La anciana miró a Ji-hyun con el ceño fruncido.

Luchando por tu amorWhere stories live. Discover now