Capítulo 49

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Durante la comida, tanto a Jung-kook como a Ji-min les fue muy difícil comportarse con normalidad. Sus miradas se cruzaban demasiado a menudo sin que ninguno pareciera poder hacer nada para evitarlo.

—Te veo contento, Ji-min —le dijo su abuela con una sonrisa complacida. Ji-min pensó detenidamente su respuesta, dejó con tranquilidad sus palillos en su plato y admitió: —Es que esta mañana he tenido una sorpresa muy agradable —amplió su sonrisa—. ¡He encontrado a Koya!

Baek-hyun se atragantó con la comida y tuvo que toser enérgicamente para despejar sus pulmones. Ji-min intercambió una mirada divertida y cómplice con Jung-kook.

—¡Eso sí es una gran noticia! —prosiguió Yuh-jung—. ¿Dónde estaba? —Ji-min se encogió de hombros y miró a su abuela con un gesto inocente.

—¡Sobre mi cama! ¿Te lo puedes creer? —exclamó feliz—. Quien se lo llevara ha debido pensar que era mejor para todos devolvérmelo.

—Pues me aseguraré de descubrir quién ha sido —insistió Yuh-jung. Ji-min suspiró con fuerza.

—Olvídalo, abuela, dejemos que el famoso karma ponga las cosas en su lugar... —dijo, y sonrió para añadir—: O las ponga patas arriba, quién sabe cómo funciona.

Se encogió de hombros con un gesto apático y miró de refilón a Jung-kook, que fingía limpiarse la boca con la servilleta para esconder una enorme sonrisa. El chico se concentró de nuevo en la comida, sintiéndose repleto de energía positiva. Hubiera preferido acusar a su hermanastro del robo, pero el estropicio en el armario hacía de aquello una solución más práctica para todos.

Baek-hyun era inteligente, y tendría claro que acusarlo de destrozar su armario era el equivalente a admitir que había robado el koala. Ji-min sabía que se cuidaría mucho de que aquello llegara a oídos de su abuela. Yuh-jung terminó aceptando la decisión de su nieto y prosiguieron con la conversación.

—He estado pensando... —dijo ahora la anciana— que mañana podríamos pasar el día en el club de campo.

—Hace meses que no vas por allí, madre —dijo Hyun-soo con un gesto de sorpresa—. ¿Por qué ahora?

—Porque quiero enseñárselo a Jung-kook —dijo con total naturalidad. Ahora fue Hyun-soo quien se atragantó con la comida. —Y estoy segura de que a Young-hee también le apetecerá ir un rato al spa, ¿verdad? —Miró a la susodicha y esta asintió, haciendo un esfuerzo enorme para no dejar escapar una carcajada.

—Madre, no creo que sea buena idea.

—A mí me parece estupenda —insistió Yuh-jung.

—Mañana es viernes —dijo ahora Na-yeon con voz ahogada.

—Gracias por la información.

—Todos nuestros amigos suelen estar allí los viernes —insistió Na-yeon con un gesto de horror, como si aquello fuera explicación suficiente. Yuh-jung arqueó las cejas fingiendo un gesto de inocencia.

—No te preocupes, Na-yeon, podré soportarlos por un rato.

Young-hee soltó una carcajada que intentó amortiguar dentro de su servilleta, pero no lo logró del todo, ganándose varias miradas asesinas como resultado. Na-yeon y Hyun-soo se retiraron al instante y Baek-hyun los siguió un minuto después. Ji-min supuso que estaría deseoso de comprobar si él decía la verdad con respecto al peluche.

—Ay, abuela, eres única para desalojar la mesa —dijo Ji-min dejando escapar un suspiro. No tenía nada clara aquella visita al club de campo. Demasiados recovecos en los que podría perderse con Jung-kook a la menor oportunidad, la tentación sería difícil de soportar.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora