Capítulo 45

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Ji-min salió de los brazos de Jung-kook y cogió asiento en un extremo del banco, alisándose el traje con presteza, mientras él se ponía en pie para apoyarse de forma distraída sobre el respaldo de la piedra.

—¿Ji-min? —gritó Young-hee de nuevo.

—¿Puedes dejar de hacer tanto ruido? —dijo ahora Baek-hyun.

—¿Y tú exactamente qué haces aquí? —le respondió Young-hee con cierta mala leche—. Todos sabemos que mi hijo te importa un comino.

—Busco a Jung-kook —le confirmó.

—Pues dudo que quiera ser encontrado por ti. —Jung-kook y Ji-min se miraron entre sí con un gesto preocupado.

—¿Mamá, eres tú? —gritó Ji-min, fingiendo asombro—. Estamos en el claro. —Varios intercambios de frases después, los tres llegaron hasta allí

—¡Por fin! —exclamó Hyun-soo avanzando hasta él—. ¿Qué demonios haces aquí?

—Necesitaba aire y salí a pasear —dijo, intentando sonar lo más normal posible—. Me topé con Jung-kook y nos liamos a charlar, ¿qué pasa?, ¿es muy tarde?, ¿me necesitas para algo? —El vizconde apretó los dientes y miró a Jung-kook con un gesto malhumorado.

—Tu prometido te echa de menos a su lado —dijo con una sonrisa velada. Ji-min estuvo a punto de echarse a reír con sarcasmo o soltarle a su padre alguna fresca que lo pusiera en su lugar, pero aquello hubiera sido infinitamente peor para todos. Jung-kook se limitaba a observar la escena con absoluta tranquilidad, lo cual Ji-min agradecía y odiaba al mismo tiempo.

—Volvamos a la casa —exigió Hyun-soo—. Debes despedir a los invitados junto a tu prometido.

—Son tus invitados.

—Pero han venido a celebrar tu compromiso. — Ji-min tuvo que controlarse mucho para no soltar un improperio.

—Quedémonos nosotros aquí un rato —dijo Baek-hyun, saltando sobre Jung-kook—. Hace una noche perfecta.

—¡También podemos dar un paseo los cinco! —sugirió Young-hee, a la que todos miraron como si se hubiera vuelto loca. A Jung-kook se le escapó una carcajada.

—Yo me apunto a ese paseo —le dijo al instante—. Aunque solo si me cuentas alguna anécdota de cuando eras la flamante vizcondesa Park.

—¿Como mi primera visita a Buckingham? —Sonrió Young-hee.

—Esa será perfecta, sí. — Young-hee se colgó de su brazo y ambos comenzaron a caminar.

—Me puse unas bragas de los Sex Pistols para tal honor, ¿sabes? —La carcajada de Jung-kook debió escucharse desde la casa.

Cuando Young-hee y Jung-kook regresaron a la casa, tras un corto paseo donde las confidencias resultaron sumamente interesantes, y no precisamente las relacionadas con la reina, Jung-kook decidió subir directamente a su alcoba. Por razones obvias necesitaba darse una ducha, y sabía que era mucho mejor no volver a ver a Ji-min aquella noche para evitar la tentación de colarse a escondidas en su alcoba; lo cual Young-hee le había pedido encarecidamente que no hiciera, para evitar problemas innecesarios que pudieran afectar a su hijo. Nada más poner un pie en el primer escalón, Park Hyun-soo salió de entre las sombras.

—Un paseo corto —le dijo el vizconde, sin un atisbo de sonrisa.

—Ha sido un día largo —fue todo lo que Jung-kook dijo antes de seguir ascendiendo.

—El encuentro con mi hijo parece que dio algo más de sí —insistió Hyun-soo. Jung-kook se giró a mirarlo de nuevo. El evidente tono condenatorio hablaba por sí solo.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora