♡ ⁺ 15 › YOONKOOK

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Entonces escuchó un fuerte sonido de algo cayendo cerca, tras la puerta de su casa precisamente. Frunció el entrecejo y se levantó rápidamente de su sillón en aquella dirección.

Cuando abrió la puerta para descubrir qué lo había ocasionado, un fuerte olor a lágrimas, pan de vainilla y césped recién cortado lo recibió con fuerza, todo en una mezcla difusa que lo dejó un poco pasmado.

Una mirada brillante y asustada que de repente hizo que su mandíbula se apretara y su agarre contra la puerta se ajustara.

¿Qué significaba un iris tan acaramelado como un montón de dulces y bebidas de chocolate revueltas, con un refrescante aroma a césped con rocío y pan recién horneado fuertemente impregnado? Yoongi era diferente, no solo por ser un león blanco, sino porque era un gran felino fanático de los dulces.

— ¡L-lo siento! Yo quería... — la voz entrecortada del chico que tenía en su patio lo hizo aterrizar. —Lo siento tanto...

Detalló la escena: había un desastre de pan aplastado en su entrada, un plato tirado tan lejos que pudo imaginar la clase de caída que había sufrido el culpable, y un tembloroso chico que avergonzado intentaba juntar en un solo sitio lo que debió ser un pastel de vainilla recién horneado.

— ¡Ah, niño estúpido! — una voz aguda lo hizo voltear la mirada del desastre y miró en la dirección de donde provino. La mujer que maldecía era su vecina, una mujer mayor de mejillas infladas y revueltos mechones oscuros. — ¡Jeongguk, pide una disculpa al joven Min y vuelve acá antes de hacer el ridículo!

Confundido, Yoongi regresó su atención al chico en su entrada. No sabía qué rayos estaba pasando justo en sus narices pero no pudo evitar la amarga sensación instalándose en su estómago ante la tensión, desilusión y vergüenza que podía percibir del pelinegro ante él.

Antes de siquiera decir una palabra se apresuró a recoger el plato que antes había visto y se inclinó frente al chico para ayudarle a depositar los restos del postre en éste. El chico alejó sus manos ante su acercamiento, pero rápidamente recobró la compostura y fue parte de la limpieza.

—En verdad lo siento mucho... — dijo una vez más, sus mejillas rojizas y su porte cabizbajo hicieron a Yoongi pensar que, si tuviera orejas de algún animal, estarían acostadas sobre sus revoltosos mechones.

—Sí, ya lo dijiste tres veces.

El chico levantó la mirada, temeroso de percibir algún rastro de molestia en el semblante del hombre, al que en teoría, debía de impresionar, aunque no de la forma en la que lo había hecho. El alfa vecino de su tía parecía serio e intimidante, aunque le habían hecho jurar que no sería un mocoso cobarde y buscaría llamar su atención.

En realidad lo último que Jeongguk quería era llamar la atención de alguien que parecía poder regresarlo a su granja de una patada.

—Perdón... — Jeongguk se deshizo nuevamente con pena.

El alfa de cabellos blancos mostró un porte fastidiado, lo cual lo hizo sentir aún más decaído; eso era exactamente todo lo contrario a lo que había planeado. Ese hombre lucía muy poco amigable, ¿no se supone que los herbívoros eran mansos? Además, qué había con su cabello, no recordaba que existieran bisontes blancos...

—Cuatro. Ahora, ¿puedes decirme porqué la señora Park está gritándote desde su ventana?

El chico volvió en sí y miró en dirección hacia la casa de su tía. Pensar que ahora tenía que ir a escuchar cómo lo regañaría lo hizo sentirse aún más desanimado. Había arruinado el plan, ahora había perdido una oportunidad más.

Ya no quería dar más explicaciones insulsas a sus padres, tampoco ser regañado ni obligado a hacer cosas que no quería. Pero era lo que sus padres querían, él no podía negarse a nada.

shots ❨ ykookgi ❩Where stories live. Discover now