-XVI

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Después de la última noche, las cosas entre Laela y Harwin avanzaron lentamente. El asunto era más complicado de lo que parecía para ella, después de haberse acostado con Harwin, la platinada decidió vestirse e irse, parte de ella no quería distraerse de su verdadero objetivo después de todo, había regresado para asegurar la posición de su hermana como heredera y el caballero suponía una distracción bastante grande. Laela amaba a Harwin, de eso no había dudas pero su amor hacia él la enloquecía, la volvía vulnerable, la desnudaba y no necesariamente hablando de su ropa, ella no quería darse el lujo de cometer errores porque su amado sacaba a relucir su lado bondadoso, su lado frágil y en estos momentos, Laela necesitaba tener la coraza más dura para enfrentar a la Corte.

Aún recuerda las palabras llenas de temor del soldado de rizos.—¿Vas a dejarme de nuevo?

Se maldijo internamente, últimamente huir de las cosas parecía ser su mecanismo de defensa, sin embargo decidió ser sincera con él.—Estoy enamorada de ti Harwin, nunca dejé de estarlo.—hizo una pausa antes de continuar, ella sabía que las palabras que diría podría hacer que lo perdiese para siempre.—Pero yo regresé con el propósito de ayudar a Rhaenyra, de brindarle mi apoyo como heredera al trono, llevo a penas unos días aquí, necesito lidiar con algunos asuntos primero antes de entregarme al amor de nuevo.

Harwin la analizó, él no sabía que cosas había pasado Laela en los últimos años, sin embargo, él entendía que ella había cambiado, seguía siendo la misma joven de la cuál se enamoró, antes la chica solía ser impulsiva, no era precavida, solía ser la combustión como la de una sustancia que reacciona rápidamente con el oxígeno y desprende calor, pero esta vez la veía como una llama cálida, el fuego que aparece antes de extenderse y ocasionar un incendio, la Targaryen se había convertido en una persona estratégica, más reservada y reflexiva. Hecho que le encantó. Sus pensamientos lo hicieron sonreír inconscientemente y finalmente dijo ofendido.—Pasé 912 días sin ti y finalmente el destino te regreso a mi vida, ¿de verdad crees que no puedo esperar un poco más?

Laela sonrió antes las palabras de Harwin, seguía siendo el mismo hombre que le robaba el aliento desde que lo conoció, el amor de ambos era real, él era suyo y ella era de él, algún día aquello dejaría de ser un secreto.


Un mes había pasado desde que Laela y Harwin tuvieron su encuentro, casi no hablaban, solo diversas miradas de complicidad y pequeñas sonrisas tristes que intercambiaban cuando se veían a la distancia. El espacio entre ellos era una sensación amarga, sabían sus sentimientos el uno por el otro, estaban tan cerca pero a la vez tan lejos pero ambos sabían que era lo mejor, pues, el Rey Viserys le había otorgado una silla en el Consejo a su hija mayor.

Laela estuvo lidiando con diversos asuntos del estado y rara vez se encontraba disponible, Blodreina mostró su apoyo públicamente a Rhaenyra como heredera a el Trono del Hierro, jurándole lealtad a su hermana a pesar de que su padre le había ofrecido restituirla como su sucesora ya que a su corta edad había demostrado que tenía todas las cualidades para ser una monarca digna de la dinastía Targaryen sin embargo, se negó, asegurando que su hermana era la legítima heredera al Trono y que ella había perdido aquél derecho cuando decidió establecerse en Essos. Laela originó un tratado de negocios de importación entre Poniente y la Bahía de los Libres, acción que contribuyó notablemente en la economía del Reino, su padre como retribución le retornó su título como "Princesa de Rocadragón" y la posesión de la isla, acto que fue respaldado por su hermana Rhaenyra, cambiando su título a "Princesa heredera de los Siete Reinos". En tan poco tiempo, la chica de mechón rojo había ganado poder en la Corte, cosa que cada vez carcomía a Otto, Laela estaba ganando territorio y él definitivamente no era rival para ella.

La Targaryen había viajado a Meereen junto a Brenna, pasó tres días en su corte supervisando que todo estaba en orden, que estuviera en Poniente no significaba que dejaría a su reino desamparado. Nyx aterrizó cerca de Pozo Dragón junto a su jinete y a la pequeña niña. El viaje había sido algo largo pero era extraoficial. Laela se sentía más agotada de lo normal, no se sentía bien pero, decidió ignorarlo.

The one that prevails | Harwin StrongWhere stories live. Discover now