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HARWIN's Pov
Desperté con un dolor insoportable en la parte trasera de mi cabeza, el suelo áspero, mi entorno está oscuro y en cuestión de segundos la lucidez regresó a mí.
El barco. Laela.
Salí corriendo en busca de la salida, desesperado, lleno de ira y temor. Había pasado mediodía ya, pero tenía la esperanza de que Laela todavía me estuviera esperando.
Mientras me adentré en el palacio, las cosas estaban diferentes, no entendía el porqué. Las personas estaba inquietas, con movimientos, guardias subiendo y bajando las escaleras, los susurros invadían cada rincón del castillo. Algo estaba mal.
Estaba infundido en mis pensamientos llenos de angustia cuando sentí un jalón de golpe y unas manos me alzaron del pecho para finalmente ver unos ojos llenos de ira.
—¿Cómo pudiste hacerle algo así imbécil?.—las palabras de Alec Caswell estaban llenas de odio.
—Caswell, tú no lo entiendes...
Alec me interrumpió de golpe, apretando su agarre para escupir diciendo.—Debería matarte Strong.
En un movimiento me solté de su agarre.—¿Donde está Laela? ¿Regresó contigo? Necesito explicarle lo que pasó.
—¿Explicarle qué? ¿Qué eres un tremendo idiota? La abandonaste Harwin, nunca la había tan rota como cuando se quedó esperándote por horas para nunca llegar.
Mi corazón se aceleró, las manos me sudaban, el pánico invadió cada parte de mi ser. Mi dulce Ela, está sufriendo y está pensando que la he abandonado.
—¡Tú no lo entiendes!.—grité. —De un momento a otro, adelantaron la hora de partida y nadie me avisó. Supe que algo andaba mal, así que me dispuse a salir por las mazmorras para tomar el barco sin que nadie me viese y en cuestión de segundos todo se volvió negro. Desperté hace unos minutos en el suelo, estuve inconsciente todo este tiempo.
Pude notar la incredulidad en la mirada de Alec, luego una expresión llena de preocupación apareció en su rostro. El hombre se frotó las manos sobre su frente, estaba frustrado, pude verlo.—Laela se ha ido.
¿Qué?
Quería gritar, quería golpear algo, quería matar al maldito que me noqueó pero en cuestión de segundos sentí cómo las piernas me fallaban. El temor creció en mí. El amor de mi vida se había ido, con el corazón roto, estaba sola en un continente que no conocía, sin nadie para protegerla.
—¿A dónde fue?, tengo que ir por ella Alec.—articular las palabras se me hicieron un infierno, pero el verdadero sufrimiento fue escuchar las palabras de Caswell.
—Lo único que me dijo es que no quería ser encontrada. Tomó su dragón y se fue, nunca regresó.
"La Princesa Laela padeció bajo las aguas, su cuerpo no fue encontrado. Su dragón nunca volvió. Ella luchó valientemente."
